Un Regalo de Navidad



Era una mañana fresca y soleada en el barrio de Luján. Los niños estaban emocionados por la llegada de la Navidad. Entre todos ellos, dos amigas, Sofía y Valentina, se preparaban para la celebración. Sofía usaba una silla de ruedas, pero eso no le impedía disfrutar al máximo de esta época del año.

"Valen, ¿sabes qué es lo que más me gusta de la Navidad?" -preguntó Sofía con una gran sonrisa.

"¡Los regalos!" - respondió Valentina, haciendo alarde de su entusiasmo.

"Sí, pero también es la época de compartir y ayudar a los demás" -dijo Sofía, mientras observaba los adornos que su madre había colgado en la ventana.

A medida que se acercaba la nochebuena, las niñas estaban llenas de energía. El árbol de Navidad estaba decorado con luces brillantes y cintas de colores. Pero este año, Sofía quería hacer algo diferente.

"¿Y si hacemos una campaña de regalos para los niños que no pueden tener una Navidad como nosotros?" -sugirió Sofía.

"¡Es una idea genial!" -exclamó Valentina. "Podemos hacer una recolección de juguetes y alimentos entre nuestros vecinos."

Ambas comenzaron a idear un plan para ayudar a quienes más lo necesitaban. Colocaron carteles en el barrio y se pusieron a trabajar. Con la ayuda de sus familias, lograron recoger una gran cantidad de juguetes y cosas ricas para compartir. Todos en el barrio estaban colaborando. Las risas y la emoción llenaban el aire.

El día de la entrega llegó y las amigas se prepararon para el gran momento. Habían organizado una pequeña fiesta en la plaza del barrio, con juegos, música y sorpresas. Sin embargo, había un pequeño inconveniente: la gente estaba tan ocupada que se olvidaron de invitar a Santa Claus.

"Ay, no, Valen. ¿Y si Santa no viene?" -dijo Sofía, un tanto preocupada.

"No te preocupes, amiga. ¡Estamos repartiendo amor y eso es lo que realmente importa!" -le respondió Valentina, intentando calmarla.

De repente, cuando el sol comenzaba a ocultarse, un estruendo de campanas resonó por la plaza. Sofía y Valentina miraron hacia arriba, asombradas.

"¡Mirá!" -gritó Valentina.

"¡Es Santa Claus!" -exclamó Sofía, con los ojos llenos de asombro.

Santa Claus llegó en su trineo, parecido a un mágico carruaje, y se detuvo frente a todas las sonrisas de los niños y los adultos.

"Ho, ho, ho! He escuchado que aquí se está celebrando la verdadera Navidad —dijo—. Y qué mejor que hacerlo en compañía de amigos y con un hermoso gesto hacia los demás!"

Toda la plaza estalló en vítores y aplausos. Santa bajó de su trineo y comenzó a entregar los regalos que las niñas habían recolectado. Sofía y Valentina se miraron y sonrieron al ver la alegría en los rostros de los niños que estaban recibiendo sus regalos.

Al final de la tarde, cuando el cielo se tornó de un hermoso color naranja, Sofía tomó la mano de Valentina y dijo:

"Nunca imaginé que nuestras ideas podrían hacer feliz a tanta gente."

"¡Claro que sí! La Navidad es sobre dar y recibir alegría. ¡Y lo mejor es que lo hicimos juntas!" -respondió Valentina.

Desde ese día, las chicas decidieron cada año organizar una “Navidad de dar”, recordando que el verdadero espíritu de la Navidad se vive al compartir con otros. Y, por supuesto, Santa Claus siempre sería parte de su celebración, porque había aprendido que son las pequeñas acciones lo que hacen grandes momentos.

Así, Sofía y Valentina inspiraron a muchos en su barrio, llenando cada rincón con amor, risas y un poquito de magia navideña.

FIN.

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