Un susto que cambió todo



Había una vez dos hermanas llamadas Liliana y Estela, que vivían en una pequeña casa en medio del campo. A Liliana le encantaba jugar bromas y asustar a Estela todas las noches antes de dormir.

Una noche, Liliana decidió que sería muy divertido esconderse detrás de un árbol y saltar frente a Estela para asustarla. Se puso su capa negra y se escondió esperando el momento perfecto.

Cuando Estela salió de la casa para dirigirse al campo donde solían jugar juntas, no tenía idea de lo que Liliana estaba planeando. Mientras caminaba tranquilamente bajo la luz de la luna, sintió un escalofrío recorrer su espalda.

De repente, Liliana apareció frente a ella con los brazos extendidos como si fuera un monstruo espeluznante. Estela dio un grito tan fuerte que los pájaros salieron volando despavoridos. Pero algo extraño sucedió esa noche: el grito de Estela fue tan fuerte que hizo eco por todo el campo.

El sonido retumbó en los oídos de Liliana y la dejó completamente aturdida. ¡Estaba asustada! Liliana nunca había sentido tanto miedo como ese día.

Ella era quien siempre hacía las bromas, pero ahora era ella quien se encontraba temblando en medio del campo oscuro. Las risas maliciosas habían desaparecido por completo. Estela se acercó preocupada hacia su hermana menor y le preguntó: "¿Estás bien, Lili? No quise asustarte tanto".

La voz de Estela estaba llena de compasión y preocupación. Liliana, todavía temblando, respondió: "No te preocupes, Estela. Me asusté mucho, pero ahora entiendo cómo te sientes cuando hago esas bromas. No volveré a hacerlo".

A partir de ese día, Liliana aprendió una valiosa lección sobre empatía y respeto hacia los demás. Comprendió que sus acciones podían tener un impacto negativo en las personas que amaba y decidió cambiar su comportamiento.

Desde entonces, Liliana se convirtió en la hermana mayor protectora y cariñosa que siempre había deseado ser. En lugar de asustar a Estela, comenzaron a jugar juntas sin miedo ni sustos. Su relación se fortaleció aún más gracias a esta experiencia.

Con el tiempo, Liliana también compartió la lección que había aprendido con otros niños del pueblo para evitar que cometieran los mismos errores. Todos comprendieron lo importante que era tratar a los demás con amabilidad y consideración.

Así es como Liliana y Estela descubrieron el poder de la empatía y cómo un grito asustado puede convertirse en un llamado al cambio positivo. Juntas demostraron que no hay nada más valioso que cuidar y proteger a quienes nos rodean.

Y así vivieron felices para siempre, recordando siempre la noche en la cual un susto hizo eco en sus corazones para enseñarles una lección inolvidable sobre el amor fraternal.

FIN.

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