Un Tejido de Amores y Celos



En un pequeño taller de manualidades, donde la luz del sol entraba por una ventana llena de color, vivían la lana, los palillos de tejer y un pequeño ovillo de hilo. La lana era suave y de un hermoso color celeste, siempre sonriendo con su textura esponjosa. Los palillos de tejer, dos simpáticos y amistosos, eran de madera clara y brillaban cada vez que alguien los utilizaba. Por su parte, el hilo, de un vibrante color rojo, observaba todo con un poco de desagrado, ya que a menudo se sentía ignorado.

Un día, mientras los palillos y la lana jugaban en la mesa del taller, comenzaron a unirse para crear una hermosa bufanda.

"¡Vamos, Lana! ¡Hoy haremos algo increíble!", dijo el palillo de la izquierda emocionado.

"¡Sí, sí! ¡Una bufanda! Me encantan los días fríos cuando la gente usa mis creaciones!", respondió la lana con entusiasmo.

El hilo, en un rincón, frunció el ceño.

"¿Y yo? Soy el hilo más fuerte y colorido. ¡Podría ayudarles a hacer algo mucho más bonito!"

"Oh, pobre Hilo, siempre pendiente de los demás y nunca de ti mismo! No te preocupes, ven, únete a nosotros", dijo la lana con una sonrisa bondadosa.

Los palillos estuvieron de acuerdo y decidieron incluir al hilo en su proyecto. Sin embargo, antes de que pudieran comenzar, el hilo recordó algo que había escuchado.

"¿Saben una cosa? Dicen que el amor entre la lana y los palillos nunca termina bien. Siempre hay celos y disputas", dijo el hilo, intentando sembrar la duda.

"¿Celos?", preguntó la lana, confundida.

"Sí, celos. ¡Yo no quiero que se enamoren!", exclamó el hilo con gran convicción.

La lana y los palillos se miraron entre sí.

"¿Por qué tendría que haber celos? ¡Nosotros solo queremos tejer juntos!", dijo uno de los palillos, tratando de aclarar la situación.

"Era solo un chiste, ¡no hay por qué preocuparse!", agregó la lana, riéndose suavemente.

Pero el hilo no se dio por vencido. Decidido a crear un problema, decidió hacer un plan. Un día, mientras la lana y los palillos tejían felices, el hilo saltó de su rincón y comenzó a enrollarse alrededor de los palillos.

"¡Miren cómo me quedo con ellos! ¡Esto hará que se pongan celosos!", se rió el hilo, mientras intentaba desestabilizar a los palillos.

Los palillos, confusos, se separaron rápidamente.

"¡Eso no lo hagas!", gritó uno de ellos.

"Sí, estamos juntos en esto", dijo la lana tratando de calmar la situación.

El hilo observó desde un lado, sintiéndose victorioso, hasta que se dio cuenta de que sus acciones estaban causando que todos se sintieran incómodos.

"¿Por qué estoy haciendo esto?", pensó el hilo mientras miraba a sus amigos.

En ese momento, decidió disculparse.

"Lo siento, amigos. No quería crear problemas. La verdad es que me gustaría ser parte de este proyecto también", dijo el hilo con sinceridad.

Los palillos y la lana miraron al hilo con comprensión.

"Está bien, Hilo. Todos tenemos sentimientos y tal vez al principio no nos dimos cuenta de que te sentías excluido", comentó uno de los palillos.

"Es cierto. Juntos podemos crear algo hermoso, ¡y necesitaríamos de tu ayuda!", añadió la lana, sonriendo de nuevo.

Así, los tres decidieron trabajar juntos y comenzaron a tejer la bufanda. El hilo, ahora entusiasmado, se unió entre la lana y los palillos. Al final del día, la bufanda era una obra maestra: la suavidad de la lana, la destreza de los palillos y el color vibrante del hilo se fusionaron perfectamente.

Cuando vieron el resultado de su trabajo, todos se quedaron maravillados.

"¡Lo logramos!", gritaron a coro.

"Y lo logramos juntos, sin celos y con mucho amor y amistad", añadió el hilo orgulloso.

Desde entonces, cada vez que se sentían un poco celosos o inseguros, recordaban aquel día y aprendieron que la amistad, la colaboración y la comprensión siempre superan a los celos.

Y así, el taller continuó lleno de risas y creaciones hermosas, mientras la lana, los palillos y el hilo formaban un dúo a tres que llenaba de alegría cada rincón.

Fin.

FIN.

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