Un viaje a la luna y de regreso al amor


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Lola. Desde que era muy chiquita, a Lola le encantaba mirar la luna y el sol.

Todas las noches se asomaba por la ventana de su habitación para observar la luna brillando en el cielo oscuro, y todas las mañanas corría al jardín para ver salir el sol detrás de las montañas.

Un día, mientras Lola estaba mirando la luna desde su ventana, escuchó una vocecita suave que venía del cielo. "Hola Lola, soy Luna. ¿Te gustaría venir a visitarme esta noche?"- preguntó la voz.

Sorprendida y emocionada, Lola respondió: "¡Sí! ¡Me encantaría!"-Esa noche, cuando todos en casa estaban dormidos, Lola salió sigilosamente de su habitación y subió al techo con la ayuda de una escalera. De repente, un haz de luz plateada bajó del cielo y envolvió a Lola, transportándola directo a la luna.

Al llegar a la luna, Lola conoció a Luna, una hermosa mujer vestida con un traje plateado que brillaba como estrellas. "Bienvenida Lola. Me alegra mucho tenerte aquí"- dijo Luna con una sonrisa cálida.

Juntas pasearon por paisajes lunares increíbles y compartieron historias maravillosas. Mientras tanto, en la Tierra los padres de Lola despertaron y descubrieron que su hija no estaba en su cama. Alarmados buscaron por toda la casa hasta encontrar la carta que dejó Lola explicando dónde estaba.

De regreso en el pueblo, los padres de Lola decidieron pedirle ayuda al sol para traer de vuelta a su hija. El sol les habló con voz potente y les dijo: "Tranquilos amigos míos.

Yo sé dónde está vuestra hija. "- Con un destello dorado los tres fueron transportados al lugar donde se encontraba Luna y Lola. Al ver a sus padres llegar, Lola sintió nostalgia pero también felicidad por compartir ese momento con ellos bajo el resplandor lunar.

Abrazándola fuertemente dijeron: "Lola querida nunca más nos asustes así. "-Luego del reencuentro familiar el sol propuso algo especial: organizar una fiesta en honor a Luna y celebrar juntos esa experiencia única e inolvidable.

Desde ese día en adelante, cada vez que miraban al cielo recordaban aquella aventura mágica vivida por Lola junto a sus seres queridos; entendiendo que aunque miremos diferentes horizontes siempre estamos conectados por el amor familiar.

Y así fue como Lolita aprendió que los sueños pueden hacerse realidad si uno cree en ellos y comparte esos momentos especiales con quienes más quiere.

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