Un Viaje a Nacimiento



Era un hermoso día soleado cuando Camilo, Isi, Anto, Rodri y José se reunieron en un parque en su barrio. Todos tenían un plan en mente: ¡ir a ayudar a sus amigos que estaban organizando el Carnaval de Nacimiento!"Chicos, tenemos que llevarles algo especial para que el carnaval sea un éxito", dijo Camilo con una sonrisa.

"Sí, pero ¿qué podemos hacer?", preguntó Isi, mientras pensaba.

"Podemos llevarles almohadas para que se sientan cómodos mientras trabajan", sugirió Anto.

"¡O frutas frescas! Así no se deshidratan bajo el sol", propuso Rodri emocionado.

"¡Genial! Pero no olvidemos la música, eso es esencial para el carnaval", remató José.

Así fue como decidieron armar mochilas con todo lo que creían que podía ayudar a sus amigos. Juntaron almohadas, frutas y hasta un pequeño altavoz para que el ambiente fuera divertido. Al anochecer, se encontraron con Leoncio, el caracol más sabio del barrio.

"Hola, chicos. ¿Adónde van tan cargados?", preguntó Leoncio con curiosidad.

"Vamos a Nacimiento a ayudar a nuestros amigos en el carnaval", explicó Anto.

"¿Y cómo piensan ir?", inquirió Leoncio.

"Tomaremos el bus, es rápido y divertido", respondió José.

Leoncio sonrió y les ofreció un consejo:

"Recuerden que, aunque el viaje parece sencillo, siempre pueden surgir sorpresas. Mantengan la mente abierta y ayúdense entre ustedes".

Los amigos subieron al bus y comenzaron su viaje. Mientras miraban por la ventana y se reían de los paisajes, un repentino cambio de planes los sorprendió.

"¡Che, el bus se detuvo! ¿Qué pasa?", exclamó Rodri.

"No sé, parece que hay un problema con el motor", respondió Isi, preocupada.

El conductor les informó que debían esperar un rato, lo que desanimó un poco a los amigos.

"Y ahora, ¿qué hacemos? Si no llegamos a tiempo, nuestros amigos no tendrán ayuda", dijo Camilo.

"Quizás podría ser una oportunidad para hacer algo especial en el camino. ¡Hagamos una actividad divertida!", sugirió Anto.

"¡Podemos jugar a los mímicos!", propuso Rodri.

Con el espíritu renovado, comenzaron a jugar y a hacer reír a todos los pasajeros que estaban ahí con ellos.

"¡Mímico! ¡Es un gato!", decía José mientras imitaba a un felino muy gracioso.

"¡Es una vaca!", comentaba Isi, esforzándose por no reírse.

Las risas llenaron el bus, y así, la espera se volvió más amena. No se dieron cuenta de que el tiempo pasaba volando.

Finalmente, el bus arrancó de nuevo y llegaron a Nacimiento justo a tiempo para el carnaval. Al bajarse, se encontraron con sus amigos.

"¡Qué bueno que llegaron! Pensamos que no podrían venir", dijo uno de ellos.

"Trajimos muchas cosas para ayudar, ¡vengan a ver!", exclamó Anto.

"¡Genial! Este carnaval será inolvidable", dijo su amiga Clara con ojos brillantes.

Los cinco amigos se pusieron a trabajar y ayudaron a armar los stands y a organizar todo. Todos juntos, compartieron risas, música, y disfrutaron de momentos increibles.

Al final del día, todos se sentaron a disfrutar del asado que habían preparado y entre cuentos y canciones, Camilo se levantó:

"Esta experiencia me enseñó que la verdadera amistad se muestra en los momentos difíciles y que siempre debemos estar listos para ayudar", dijo con sinceridad.

"Totalmente de acuerdo", agregó Rodri.

"No importa lo que pase, ¡siempre podemos encontrar una manera de hacer las cosas posibles!", concluyó Isi.

Y así, con una gran sonrisa, todos celebraron el éxito del carnaval en un día que sería recordado. No solo ayudaron a sus amigos, sino que también comprendieron el valor de la solidaridad y la diversión en grupo.

Desde ese día, cada año, decidieron volver al carnaval, no solo a ayudar, sino también a celebrar juntos y disfrutar de la amistad. Y así, cada viaje a Nacimiento se convirtió en una hermosa tradición llena de nuevas historias por contar.

¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!