Un Viaje al Campo con la Abuela



En una ciudad llena de edificios y ruidos, vivía la familia Barrios. La mamá, Beatriz, el papá, Bruno, y sus dos hijos, Benjamín y Belén. Un día, Beatriz les dijo a sus hijos:

- Hoy vamos a visitar a la abuela Berta. Ella vive en el campo.

Benjamín y Belén, emocionados, empezaron a saltar de alegría.

- ¡Sí! ¡Quiero ver a la abuela y jugar con los animales! - gritó Benjamín.

- ¡Y quiero hacer una gran torta con ella! - añadió Belén.

La familia Barrios preparó sus cosas y se subió al auto. El viaje hacia el campo fue hermoso. Los árboles verdes y los campos llenos de flores podían verse por la ventana.

- ¡Mira, mamá! - dijo Benjamín. - ¡Hay un montón de vacas!

- Sí, hijo. En el campo hay muchos animales - respondió Beatriz.

Finalmente, llegaron a la casa de la abuela Berta. Ella estaba esperándolos en la puerta con su gran sonrisa.

- ¡Hola, mis queridos! - exclamó la abuela.

- ¡Abuela Berta! - gritaron juntos Benjamín y Belén.

Los niños corrieron a abrazarla.

La abuela Berta los llevó al jardín, que estaba lleno de verduras y flores.

- Ustedes pueden ayudarme a sembrar algunas semillas - dijo con entusiasmo.

- ¡Sí, por favor! - respondió Belén.

Benjamín, sin embargo, miró a su alrededor y vio a un conejo saltando.

- Abuela, ¿puedo ir a jugar con el conejo? - preguntó.

- Claro, ven, te mostraré cómo se llama. Se llama Benito - dijo la abuela.

Benjamín corrió hacia el conejo mientras Belén se quedaba ayudando a su abuela a sembrar.

Después de un rato, la abuela les dijo:

- ¡Es hora de hacer una torta! Vengan a la cocina.

Los niños corrieron emocionados. La abuela les dio todos los ingredientes necesarios:

- Necesitamos harina, azúcar y, por supuesto, muchos, muchos berries - explicó.

- ¡Y también un poco de bicarbonato! - añadió Benjamín, recordando lo que aprendieron en la escuela.

Mientras preparaban la mezcla, Belén accidentalmente tiró un poco de harina sobre Benjamín.

- ¡Mirá, pareces un fantasma de harina! - se rió Belén.

- ¡Eres una bromista! - respondió Benjamín mientras se reía también.

Finalmente, pusieron la torta en el horno y decidieron salir al jardín mientras esperaban.

- Podemos jugar a buscar bichitos - propuso Belén.

Ambos comenzaron a buscar en el jardín, pero de repente Benjamín gritó:

- ¡Encontré un bicho raro! ¡Mirá!

Belén se acercó rápidamente.

- ¡Guau! Es un escarabajo muy brillante. ¡Es hermoso! - dijo.

La abuela Berta los vio y se acercó.

- Muy bien, chicos. Recuerden que en el campo hay que cuidar de la naturaleza.

Después de un rato, el aroma de la torta llenó el aire y regresaron a la cocina.

- ¡Ya está lista! - dijo la abuela.

La torta se veía deliciosa.

- ¡Qué rico! - exclamó Benjamín.

- ¡Hoy hicimos algo muy especial juntos! - dijo Belén con una gran sonrisa.

Pasaron un lindo día con su abuela Berta, lleno de risas y juegos. Al final del día, los niños no querían irse.

- Abuela, ¿podemos volver pronto? - preguntó Belén.

- Siempre serán bienvenidos aquí.

Y así, con el corazón lleno de amor, la familia Barrios se despidió de la abuela Berta, prometiendo que volverían pronto al hermoso campo lleno de aventuras y recuerdos. Y así, supieron que la vida en la ciudad y la vida en el campo son muy diferentes, pero ambas están llenas de bellos momentos.

La abuela Berta sonrió al verlos partir y pensó:

- La familia es lo más importante.

Y desde ese día, Benjamín y Belén aprendieron a valorar cada momento pasado con su abuela y la belleza del campo.

Fin.

FIN.

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