Un viaje al río de los sueños



Era una mañana soleada cuando un grupo de amigos decidió ir de campamento al mágico Río de los Sueños. Sofía, Tomás, Valentina y Lucas estaban muy emocionados por pasar un fin de semana lejos de la ciudad, en el abrazo de la naturaleza.

"No puedo esperar para pescar y contar historias alrededor de la fogata", dijo Lucas con una gran sonrisa.

"Y yo quiero hacer una fogata gigante", agregó Valentina.

"Esperen, primero tenemos que llegar sanos y salvos", comentó Tomás, recordando la importancia de seguir el camino correcto.

Después de un viaje lleno de risas y algunas canciones, llegaron al campamento. El entorno era deslumbrante: árboles altos, el sonido del agua fluyendo y el cielo azul. Todo parecía perfecto.

"¡Esto es increíble!", exclamó Sofía.

Los amigos comenzaron a montar sus tiendas y a preparar su cena. Pero mientras se aventuraban a explorar, Valentina se desvió un poco del grupo para recoger flores.

"¡Chicos, miren esto!", gritó mientras se agachaba a admirar una colorida flor.

Cuando se dio vuelta, se dio cuenta de que había perdido de vista a sus amigos.

"¿Chicos?", llamó, pero solo escuchó el eco de su voz.

Mientras tanto, Tomás, Lucas y Sofía continuaron sin notar que Valentina no estaba con ellos. Se sintieron un poco inquietos cuando el sol comenzó a bajar y el cielo se tornó de un color naranja intenso.

"Deberíamos buscarla", sugirió Sofía.

Los tres amigos comenzaron a llamarla mientras caminaban por el sendero. Después de unos minutos, el tono de emoción se convirtió en preocupación. Se internaron más en el bosque, llamando a Valentina, pero no obtenían respuesta.

"¡Valentina!", gritó Tomás.

De repente, el sonido del río se hizo más fuerte y decidieron acercarse a la orilla. Allí, vieron una figura asomarse detrás de un árbol. Era Valentina, que pareció aliviada al ver a sus amigos.

"¡Chicos, estaban tan cerca!", exclamó ella.

"¡Estábamos tan preocupados!", dijo Lucas, abrazándola.

Valentina sonrió, feliz de estar de vuelta. Sin embargo, pronto comenzaron a escuchar ruidos extraños en el bosque.

"¿Qué fue eso?", preguntó Sofía con un ligero temblor en su voz.

Los amigos decidieron que era mejor regresar al campamento. Comenzaron a caminar de vuelta cuando, de repente, un búho grande voló sobre ellos, y su canto resonó entre los árboles.

"¡Qué terrorífico!", gritó Tomás.

Pero a medida que se acercaban al campamento, los ruidos extraños aumentaban. A medida que la oscuridad caía, el lugar parecía más misterioso.

"Quizás son solo animales", observó Lucas tratando de calmar a todos.

Cuando finalmente llegaron al campamento, encendieron una fogata y todo se sintió un poco más seguro. Mientras hacían malvaviscos, comenzaron a contar historias.

"Una vez, escuché que un grupo de amigos se perdió en un bosque y encontraron un río escondido lleno de maravillas", contó Sofía.

"¿De verdad?", preguntó Valentina, los ojos abiertos de asombro.

"Sí, y el río les mostró un camino secreto hacia su hogar", continuó Sofía.

Esa noche, se sintieron valientes y compartieron sus propios miedos y sueños. Valentina, sintiendo la calidez de sus amigos, confesó que a veces le daba miedo perderse porque le preocupaba no volver a verlos.

"Pero siempre estamos juntos, Valentina. Nunca te dejaremos atrás", aseguró Tomás.

Después de esa noche, decidieron explorar juntos al día siguiente, y se aseguraron de nunca separarse. Aprendieron que la verdadera amistad significa cuidarse unos a otros, incluso en los momentos de miedo.

Al final del viaje, todos volvieron a casa con el corazón lleno de amor y un nuevo cuento sobre el Río de los Sueños y los misterios que habitaban en el bosque. Sabían que, aunque la aventura había sido inquietante, los lazos que habían creado eran fuertes y durarían por siempre.

FIN.

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