Un viaje de amistad



Había una vez un perrito llamado Toby que vivía en una pequeña casa con su dueño, Tomás. Toby era muy juguetón y le encantaba explorar el mundo que lo rodeaba.

Un día, mientras jugaba en el jardín trasero, Toby vio algo interesante al otro lado de la cerca. Sin pensarlo dos veces, saltó por encima de la cerca y corrió hacia la selva que se extendía frente a él.

La selva era un lugar desconocido para Toby, pero estaba emocionado por descubrir todo lo que había allí. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que se había adentrado demasiado y no sabía cómo volver a casa.

Toby caminó sin rumbo durante horas hasta que finalmente se detuvo en medio de un claro. Estaba cansado y asustado. Se sentó bajo un árbol y comenzó a llorar. En ese momento, apareció un mono llamado Mateo.

Mateo era amigable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás animales de la selva. Se acercó a Toby y le preguntó qué le pasaba. "Estoy perdido", sollozó Toby. "No sé cómo volver a casa". Mateo sonrió amablemente y dijo: "No te preocupes, Toby.

Te ayudaré a encontrar el camino de regreso". Juntos, Mateo y Toby comenzaron su aventura por la selva en busca del hogar del perrito perdido.

Caminaron entre los altos árboles y escucharon los cantos de las aves exóticas mientras buscaban pistas para encontrar el camino correcto. Después de mucho caminar, encontraron a una tortuga llamada Rita. Toby y Mateo le explicaron su situación y Rita ofreció su sabiduría para ayudarlos.

"En el corazón de la selva, hay un gran río", dijo Rita. "Si lo siguen hacia el sur, les llevará de regreso a casa". Toby y Mateo agradecieron a Rita y se dirigieron hacia el río.

Durante su viaje, se encontraron con diversos animales que les daban consejos útiles sobre cómo sobrevivir en la selva y mantenerse seguros. Finalmente, llegaron al río y comenzaron a seguirlo hacia el sur. El paisaje era hermoso; había cascadas, coloridas flores y una gran variedad de plantas exóticas.

Toby estaba fascinado por todo lo que veía. Después de varios días de caminata, Toby vio algo familiar en la distancia: ¡la cerca de su jardín! Estaba tan emocionado que empezó a correr aún más rápido.

Cuando finalmente llegó a casa, Tomás estaba esperándolo preocupado en la puerta. Lo abrazó fuertemente mientras lágrimas de alegría caían por sus mejillas. "¡Toby! ¡Estoy tan feliz de verte!", exclamó Tomás entre sollozos. "Pensé que te había perdido para siempre".

Toby lamió las manos de Tomás como si quisiera decirle: "No te preocupes más, estoy aquí contigo". Sabía que nunca más querría aventurarse solo en la selva.

Desde ese día, Toby aprendió una valiosa lección sobre la importancia del hogar y las personas que nos aman. Aunque era divertido explorar nuevos lugares, siempre había un lugar especial al que pertenecía: su hogar con Tomás.

Y así, Toby vivió feliz junto a su dueño, recordando siempre la increíble aventura que tuvo en la selva y cómo encontró el camino de regreso gracias a los amigos que hizo en el camino.

FIN.

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