Un Viaje de Amistad



Había una vez en el colorido pueblo de Figulandia, un lugar donde las figuras geométricas vivían en armonía. Entre ellas, se encontraban un Círculo llamado Ciri y un Triángulo llamado Tiri. Ciri era redondeado y siempre estaba rodando alegremente, mientras que Tiri, con sus tres lados y tres ángulos, era un poco más reservado y tenía una preferencia por las formas y las simetrías.

Un día, mientras Ciri jugaba a rodar por el parque, escuchó unos sollozos. Curioso, se acercó y vio a Tiri sentado solo, mirando al suelo.

- “¿Qué te pasa, Tiri? ” - preguntó Ciri con su voz suave y redonda.

- “Nadie quiere jugar conmigo,” - respondió Tiri con tristeza, - “porque soy diferente. Todos prefieren a los cuadrados y a los rectángulos. Siempre me siento solo.”

Ciri pensó por un momento y dijo:

- “Pero yo creo que eres especial. Tienes una forma única. ¡Y a mí me gustaría jugar contigo! ¿Qué te parece si hacemos un laberinto? ”

- “¿Un laberinto? ” - inquirió Tiri, intrigado.

- “Sí, puedo rodar por las esquinas y tú puedes formar los pasadizos. ¡Sería divertido! ” - dijo Ciri.

Y así, las dos figuras comenzaron a trabajar juntas. Tiri formaba las esquinas y los muros, mientras que Ciri rodaba y rielaba, asegurándose de que todo quedara bien alineado. Pronto, crearon un hermoso laberinto lleno de giros y vueltas.

Sin embargo, al terminar, se dieron cuenta de que el sol se estaba ocultando y muchas figuritas se estaban recogiendo para ir a sus casas. Tiri se sintió desalentar.

- “Mirá, Ciri, creo que fue en vano. Nadie se quedará para jugar con nosotros en la oscuridad.”

- “No te preocupes. Mañana será otro día, y quizás más figuras quieran venir a explorar nuestro laberinto,” - animó Ciri.

A la mañana siguiente, Ciri y Tiri estaban nerviosos. Sin embargo, para su sorpresa, rápidamente comenzaron a reunirse más figuras geométricas. Estaban los cuadrados, los rectángulos y hasta unos polígonos que nunca habían visto antes.

- “¡Qué laberinto tan sorprendente! ” - exclamó un Cuadrado llamado Cuadi.

- “¡Sí, tenemos que jugar! ” - agregó un Rectángulo llamado Reci.

Mientras las figuras exploraban el laberinto, Ciri y Tiri se dieron cuenta de que su amistad había construido algo más que un simple juego. Habían creado un espacio donde todas las figuras, independientemente de su forma, podían jugar juntas.

Pero de repente, uno de los niños de Figulandia se acercó y al ver al grupo de figuras juntos, exclamó:

- “¡Miren, un torneo de laberintos! ¿Podemos participar? ”

Las figuras estaban emocionadas, pero Tiri mostró su timidez nuevamente.

- “No creo que estemos listos para un torneo. Podríamos perder.”

- “¡No te preocupes! Juguemos con alegría. No importa si ganamos o perdemos, lo importante es divertirnos juntos,” - dijo Ciri, rodando por el laberinto.

Y así, las figuras decidieron participar en el torneo. Se formaron equipos, y bajo el brillo del sol, comenzaron a correr y a explorar su laberinto, ayudándose mutuamente a encontrar la salida. Ciri demostró su rapidez y habilidad para rodar, mientras que Tiri utilizaba su agudeza para crear nuevas rutas y esquemas.

Al final del torneo, no importa quién ganó, pues todos estaban riendo y disfrutando del tiempo juntos.

- “¡Nunca hubiera soñado con algo tan increíble! ” - dijo Tiri, emocionado después del evento.

- “Mirá cuántas figuras hemos reunido. Hemos creado un lugar de diversión y amistad,” - respondió Ciri, radiante.

Desde entonces, Ciri y Tiri se convirtieron en los mejores amigos. Aprendieron que, aunque eran diferentes, al trabajar juntos podían alcanzar cosas maravillosas. Destacaron la importancia de la diversidad y cómo, al combinar sus talentos, podían crear algo atractivo para todos.

Y así, cada vez que alguien lloraba o se sentía solo, Ciri y Tiri estaban allí para demostrar que la amistad, la aceptación y la colaboración son lo que realmente importa.

Figulandia nunca volvió a ser la misma, pues los dibujos de amistad y creatividad florecieron en cada rincón, atrayendo a más figuras a unirse y jugar. Y en el centro del parque, el laberinto de Ciri y Tiri se convirtió en un símbolo de unidad y diversión, recordando a todos que ser diferente es lo que hace este mundo un lugar hermoso.

FIN.

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