Un Viaje de Amistad



En un pequeño y alegre pueblo, vivía un hobbit llamado Bilbo. Era un hobbit curioso, con una gran pasión por las aventuras, pero también tenía un corazón tierno y amable. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su hogar, encontró a un extraño amigo: un muñeco de cartón llamado Pinocho. Aunque Pinocho no era un niño de verdad, Bilbo lo miró con cariño y se dio cuenta de que también era especial.

"- Hola, ¿quién sos? - preguntó Bilbo, inclinándose para observar a Pinocho.

"- ¡Hola! Soy Pinocho. Me dejaron aquí y estoy un poco aburrido - respondió el muñeco, moviendo sus brazos con entusiasmo.

Desde ese instante, Bilbo decidió que Pinocho no debería estar solo. Cada día, después de las tareas, lo llevaba a dar paseos por el bosque, donde crearon un fuerte en un claro y se imaginaron muchas aventuras. Un día, mientras exploraban las profundidades del bosque, encontraron un mapa antiguo que prometía un tesoro escondido.

"- Mira, ¡un mapa! - exclamó Bilbo, sus ojos brillando de emoción.

"- ¡Vamos a buscar ese tesoro, Bilbo! - dijo Pinocho, moviendo su cabeza de cartón con energía.

Los amigos se pusieron en marcha. Sin embargo, no todo sería fácil. Al llegar a la montaña donde indicaba el mapa, se encontraron con una gran roca que bloqueaba su camino.

"- ¿Qué haremos ahora? - se preocupó Pinocho, comenzando a desanimarse.

"- Tal vez podemos escalarla juntos - sugirió Bilbo, decidido a no rendirse.

Bilbo, con su astucia hobbit, ideó un plan. Usó unas ramas de los alrededores para construir un pequeño andamio, mientras Pinocho sostenía el peso. Tras un rato de esfuerzo y risas, lograron escalar la roca y llegar a la cima.

"- ¡Lo hicimos! - gritó Bilbo, emocionado.

"- Sí, pero ahora estoy cansado - confesó Pinocho, y fue entonces cuando ambos notaron que el sol comenzaba a ponerse.

Decidieron descansar un momento y, mientras estaban sentados, Pinocho comentó:

"- A veces pienso que no soy tan interesante como vos, Bilbo. Solo soy un muñeco de cartón...

Bilbo lo miró con cariño y dijo:

"- Pinocho, lo que importa no es de qué estás hecho, sino la bondad que llevas dentro. ¡Eres un gran amigo y eso es lo que importa!

Pinocho sonrió, pero apenas terminaron de hablar, un fuerte viento comenzó a soplar, y un rayo de luz apareció entre las nubes, iluminando el camino hacia el tesoro que buscaban.

"- ¡Mirá! - gritó Bilbo.

Siguieron el rayo y llegaron a un hermoso lago con agua cristalina. En el centro del lago había una isla con un árbol dorado.

"- ¡El tesoro! - exclamaron juntos.

Se lanzaron al agua, nadaron hacia la isla y, al llegar al árbol, encontraron un cofre lleno de monedas. Sin embargo, no eran monedas de oro ordinarias, eran monedas que representaban los momentos felices que habían vivido juntos.

"- ¡Son nuestros recuerdos! - dijo Pinocho, mirando sorprendido.

"- Sí, cada aventura, cada risa, son el verdadero tesoro - respondió Bilbo.

Pinocho entendió que la amistad valía más que cualquier tesoro material. Regresaron a casa cansados, pero felices, con el corazón lleno de experiencias y una bolsa de monedas que simbolizaba su valiosa amistad.

Desde aquel día, Pinocho dejó de preocuparse por ser solo un muñeco de cartón. Sabía que su amistad con Bilbo era un tesoro inestimable y que lo que realmente importaba era cuánto se querían y se apoyaban mutuamente.

Y así, Bilbo y Pinocho siguieron viviendo grandes aventuras juntos, enseñando a todos en su pueblo que la verdadera magia se encuentra en la amistad y la aceptación de uno mismo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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