Un viaje de amistad y valentía



Había una vez un pequeño extraterrestre llamado Zog que vivía en el lejano planeta Xur. Zog era muy curioso y siempre estaba explorando las vastas galaxias en su nave espacial.

Un día, mientras volaba por el espacio, una tormenta intergaláctica golpeó la nave de Zog y lo hizo perder el control. La nave comenzó a dar vueltas y vueltas hasta que finalmente se estrelló contra un hermoso bosque en la Tierra.

Zog salió de su nave con miedo pero también con mucha curiosidad. Nunca había estado en un planeta tan verde y lleno de vida. Mientras caminaba por el bosque, se encontró con una familia de conejos jugando cerca de un arroyo.

"¡Hola! Soy Zog, un extraterrestre perdido", dijo Zog tímidamente. Los conejos se miraron entre sí sorprendidos pero luego sonrieron amablemente. "¡Hola, Zog! Bienvenido a nuestro hogar, la Tierra", respondió mamá coneja.

Zog se sintió aliviado al ver que los conejos no tenían miedo de él. Empezaron a conversar y los conejos le contaron todo sobre su hogar y las diferentes criaturas que vivían allí. A cambio, Zog les habló sobre las increíbles aventuras que había tenido viajando por el espacio.

Mientras tanto, en otro lugar del bosque, había un grupo de ardillas traviesas llamadas los Saltimbanquis. Les encantaba hacer travesuras y jugar bromas a todos los animales del bosque.

Cuando escucharon hablar sobre el nuevo visitante, decidieron asustar a Zog y hacerle creer que no era bienvenido en la Tierra. Se escondieron detrás de los árboles y comenzaron a lanzar piñas hacia Zog. "¡Vete de aquí, extraterrestre! ¡No te queremos en nuestra Tierra!", gritaron las ardillas.

Zog se sintió muy triste y confundido. No entendía por qué alguien podría no quererlo allí. Pero luego recordó lo que le habían enseñado sus padres: siempre trata a los demás con amabilidad, incluso si ellos no lo hacen contigo.

Entonces, Zog decidió enfrentar el miedo y hablar con las ardillas. "Hola, Saltimbanquis. Soy Zog y vine desde muy lejos para conocer este hermoso planeta. ¿Por qué me tratan así?" preguntó Zog con valentía.

Las ardillas se quedaron sorprendidas al ver cómo Zog les respondía con amabilidad en lugar de enfadarse. Comenzaron a sentirse culpables por su comportamiento y se disculparon sinceramente. "Lo siento mucho, Zog.

Nos dejamos llevar por nuestras bromas pero ahora nos damos cuenta de que eres un buen extraterrestre", dijeron las ardillas arrepentidas. Desde ese día, los Saltimbanquis se convirtieron en grandes amigos de Zog y aprendieron muchas cosas interesantes sobre otros planetas mientras jugaban juntos en el bosque.

Zog también hizo muchos más amigos entre los animales del bosque y aprendió sobre la importancia de respetar todas las formas de vida en la Tierra.

Finalmente, después de algunos días explorando el bosque, Zog decidió reparar su nave espacial y regresar a casa. Se despidió de sus nuevos amigos con tristeza pero también con gratitud por la increíble experiencia que había tenido en la Tierra.

Y así, Zog volvió al espacio, llevando consigo los recuerdos de su aventura en la Tierra y el conocimiento de que siempre es importante ser amable y respetuoso con todos los seres vivos, sin importar de dónde vengan.

Y aunque Zog extrañaba a sus amigos terrestres, sabía que algún día volvería para visitarlos nuevamente y continuar aprendiendo sobre el maravilloso planeta llamado Tierra.

FIN.

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