Un viaje de aventuras culturales


Había una vez dos amigas llamadas Julieta y Astrid que soñaban con viajar por el mundo. Ambas vivían en un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y montañas, donde la vida era tranquila pero algo monótona.

Un día, mientras caminaban juntas por el bosque cercano, Julieta dijo emocionada: "¿No sería increíble si pudiéramos viajar por todo el mundo y conocer lugares nuevos?".

Astrid sonrió y respondió: "¡Sí! Podríamos recorrer los continentes, probar comidas diferentes y hacer amigos de todas partes". Desde ese momento las dos amigas empezaron a ahorrar dinero para su gran aventura. Vendieron limonada en la calle, hicieron trabajos extra después del colegio y vendieron cosas que ya no necesitaban.

Finalmente lograron juntar suficiente dinero para comprar sus boletos de avión. El primer destino fue Europa. Visitando Francia se encontraron con una sorpresa inesperada.

Estaban perdidas en las calles de París cuando escucharon un ruido extraño cerca de ellos - ¡era un festival de música! Los ojos de Julieta brillaron al ver a la gente bailando al ritmo de la música tradicional francesa. "¡Debemos aprender a bailar así!", exclamó ella.

Astrid estuvo de acuerdo e hicieron todo lo posible para aprender los pasos básicos del baile francés. Pero cuando llegó su turno para bailar frente al público, se pusieron nerviosas.

Afortunadamente, unos chicos franceses muy amables les dieron consejos sobre cómo relajarse antes del espectáculo y cómo disfrutar del momento. El siguiente destino fue Asia. Allí visitaron Tailandia, un país lleno de templos y playas hermosas.

Un día mientras caminaban por la playa, Astrid vio a un grupo de niños jugando con un balón hecho de hojas de palma. "¿Quieres jugar con nosotros?", les preguntó uno de los niños en tailandés. Julieta y Astrid aceptaron encantadas y empezaron a jugar al fútbol improvisado.

Al principio no entendían las reglas pero pronto se dieron cuenta que el lenguaje universal del deporte era suficiente para comunicarse. Después del juego, los niños les enseñaron cómo hacer collares con flores tropicales.

Más tarde, en África, Julieta se enfermó después de comer algo que no le sentó bien. Astrid estaba preocupada por su amiga porque tenía fiebre alta y estaba muy débil. Decidió llevarla al hospital más cercano donde fueron recibidas por una enfermera amable que hablaba inglés.

La enfermera cuidó de Julieta durante varios días hasta que se recuperara completamente. Mientras tanto, Astrid decidió ayudar en el hospital como voluntaria para agradecerles por su ayuda.

Finalmente llegó el momento de volver a casa, pero las dos amigas nunca olvidarán todas las aventuras increíbles que vivieron juntas durante su viaje por el mundo. Aprendieron sobre diferentes culturas y costumbres, hicieron amigos nuevos e incluso superaron algunos desafíos inesperados.

Ahora sabían que cualquier cosa es posible si trabajan juntas y persiguen sus sueños con determinación y valentía.

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