Un Viaje de Valor



Había una vez, en el hermoso pueblo de Bariloche, un dragón llamado Fuego. Fuego era un dragón muy especial, ya que tenía la capacidad de hablar y pensar como los humanos.

Vivía en lo alto de las montañas nevadas, donde disfrutaba volando libremente y observando la belleza del paisaje. Un día, mientras exploraba los alrededores de Bariloche, Fuego escuchó un llanto desesperado proveniente del bosque. Siguiendo el sonido, encontró a una pequeña princesa llamada Luna.

Luna estaba sentada en el suelo con lágrimas en los ojos. - ¡Hola pequeña! ¿Qué te pasa? -preguntó Fuego con amabilidad. Luna levantó la mirada y vio al imponente dragón frente a ella.

Sorprendida por su apariencia amigable, decidió contarle su historia. - Mi querido dragón, me he perdido en este bosque y no sé cómo regresar a mi castillo. Estoy asustada y no encuentro a nadie que me ayude -dijo Luna sollozando.

Fuego se acercó a Luna con cuidado para no asustarla aún más. - No te preocupes, princesa Luna. Yo puedo ayudarte a encontrar tu camino de regreso al castillo. Soy un experto navegando por estas tierras -afirmó Fuego con confianza-.

Pero antes necesito saber cómo llegaste aquí. Luna le explicó que había salido a explorar el bosque sin permiso y se había adentrado tanto que terminó perdiéndose completamente. - Bien entonces, princesa Luna.

Vamos a buscar pistas y seguir el rastro que dejaste para encontrar tu camino de vuelta -propuso Fuego. Juntos, Fuego y Luna comenzaron a buscar señales que los llevaran al castillo. Siguiendo las huellas de Luna en la nieve, llegaron a un pequeño lago congelado.

- Parece que cruzamos este lago para llegar al otro lado -dijo Fuego examinando el terreno-. Pero ten cuidado, princesa. El hielo podría ser peligroso. Luna asintió con determinación y ambos se prepararon para cruzar el lago.

Con mucho cuidado, avanzaron lentamente sobre el hielo resbaladizo hasta llegar sanos y salvos al otro lado. Continuando su búsqueda, encontraron un viejo mapa del bosque colgado en un árbol. - ¡Mira esto! -exclamó Fuego emocionado-.

Este mapa nos mostrará el camino correcto hacia tu castillo. Siguiendo las indicaciones del mapa, Fuego y Luna caminaron durante horas hasta que finalmente avistaron las torres altas del castillo en la distancia.

La alegría invadió sus corazones mientras se acercaban cada vez más a su destino. Cuando llegaron al castillo, los padres de Luna estaban esperándola ansiosos. Se abrazaron con cariño y gratitud por haber encontrado a su hija sana y salva gracias a la ayuda del valiente dragón Fuego.

Fuego sonrió orgulloso de haber cumplido su misión y saber que había ayudado a una princesa perdida. Desde ese día, él y Luna se convirtieron en grandes amigos y siempre recordarían esa aventura juntos.

Y así, la historia de Fuego y Luna se convirtió en un cuento muy especial que se contaba en Bariloche, recordando siempre la importancia de la valentía y el trabajo en equipo para superar los desafíos.

FIN.

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