Un viaje en tren hacia la montaña
Era un hermoso día soleado cuando la familia Martínez decidió hacer un paseo en tren hacia la montaña. Los niños, Sofía y Lucas, estaban emocionados por el viaje.
"¡No puedo esperar para ver la montaña, mamá!" - exclamó Sofía mientras saltaba de alegría.
"Y yo quiero hacer un muñeco de nieve en la cima, papá!" - añadió Lucas con una gran sonrisa.
La madre sonrió y dijo:
"¡Eso suena increíble! Pero primero, debemos subirnos al tren y disfrutar del viaje."
Subieron al tren lleno de coloridos asientos y sonrisas. Mientras se acomodaban, el abuelo Tomás, quien los acompañaba, les dijo:
"Recuerden, chicos, el viaje es tan importante como el destino. Miren por la ventana y disfruten del paisaje."
El tren comenzó a moverse y pronto se adentró en el campo. Sofía y Lucas no podían dejar de mirar las vacas pastando y los árboles que parecían jugar a escondidas entre las nubes.
"Mirá, Sofi, ahí hay una familia de patos en el río!" - dijo Lucas.
"¡Qué lindo!" - respondió su hermana mientras intentaba tomar una foto con su cámara.
El abuelo contó historias de cuando él era joven y viajaba en tren, creando un ambiente lleno de risas y recuerdos.
De repente, el tren frenó de golpe.
"¿Qué pasó?" - preguntó Sofía asustada.
"Tranquilos, parece que tuvimos un pequeño problema técnico", dijo el conductor a través del altavoz. "Vamos a tardar un poco, pero no se preocupen, todo estará bien."
Mientras esperaban, los viajeros comenzaron a compartir sus cuentos. Una señora les contó cómo había escalado la montaña más alta del país.
"Cuando llegué a la cima, me sentí como si pudiera tocar el cielo con las manos" - decía la señora emocionada.
Sofía y Lucas la miraban con admiración.
"¿Y qué se siente estar tan alto?" - preguntó Lucas.
"Se siente increíble, querido. Te das cuenta de lo pequeños que somos en el mundo y de lo importante que es disfrutar de cada momento" - respondió ella con una sonrisa.
Después de un rato, el tren finalmente comenzó a moverse de nuevo. Al llegar a la estación montañosa, la familia bajó emocionada y cargada de energía.
"¡Mirá qué hermoso es todo aquí!" - dijo Sofía mirando a su alrededor.
"Vamos a explorar!" - sugirió Lucas.
Comenzaron a caminar hacia la cima de la montaña, pero pronto se dieron cuenta de que el trayecto era más empinado de lo que pensaban.
"Estoy un poco cansada, papá..." - admitió Sofía.
"Yo también"," agregó Lucas mientras se sentaba en una piedra.
"No se den por vencidos. Vamos a hacer un pequeño descanso y luego seguiremos juntos. ¡Estamos en una aventura familiar!" - animó el abuelo Tomás.
Después de descansar, decidieron hacer un juego:
"¡El primero que llegue a la cima, se lleva un premio!" - retó Lucas.
"¿Y cuál será el premio?" - preguntó Sofía intrigada.
"¡Un gran abrazo grupal al llegar!" - rió Lucas.
Así, con el ánimo renovado, la familia siguió caminando. Cada paso que daban parecía más fácil. Finalmente, al llegar a la cima, todos abrazaron a Lucas y a Sofía.
"Lo logramos, familia!" - gritó Sofía con lágrimas de felicidad.
"¿Vieron lo que se siente llegar a la cima? ¡Es una recompensa única!" - dijo el abuelo.
Juntos disfrutaron del hermoso paisaje, llenándose de alegría y amor familiar. Decidieron celebrar un pequeño festejo: sacaron una manta y un picnic que habían preparado.
"¡Brindemos por esta aventura y por nosotros!" - propuso la mamá levantando su vaso de jugo.
"¡Salud!" - respondieron todos juntos, sonriendo desde las montañas.
Ese día, la familia Martínez no solo conoció un bello lugar, sino que también aprendió sobre la importancia del trabajo en equipo, la paciencia y, sobre todo, disfrutaron no solo del destino, sino también de cada momento vivido en el camino. Y así, el viaje en tren hacia la montaña se convirtió en un recuerdo inolvidable.
FIN.