Un Viaje Inesperado
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Colorín, donde las flores eran de colores vibrantes y los árboles parecían hablar con el viento. En ese pueblo vivía una niña curiosa llamada Lila. Lila amaba explorar, siempre buscando aventuras en los rincones que la rodeaban. Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, encontró algo peculiar: era una lamonja, una pequeña criatura mágica con alas de colores brillantes.
"Hola, ¿quién sos?" - preguntó Lila, mirando a la lamonja que revoloteaba alegremente.
"¡Hola! Soy Limon, la lamonja. Estoy aquí para ayudarte a encontrar algo muy especial!" - respondió la lamonja entusiasmada.
"¿Algo especial? ¿Qué es?" - inquirió Lila, intrigada.
"La Estrella de la Amistad, un objeto mágico que puede hacer que los corazones de las personas se llenen de alegría y bondad. Necesito tu ayuda para encontrarla, pero el camino está lleno de desafíos. ¿Te animas?" - dijo Limon con una sonrisa.
Lila, emocionada ante la idea de una aventura, asintió con decisión.
"¡Sí, lo haré!" - exclamó.
Ambos tomaron su camino hacia el Bosque de los Susurros, un lugar donde los árboles contaban secretos. En su camino, encontraron un gran charco que bloqueaba su paso.
"¿Cómo vamos a cruzar esto?" - preguntó Lila, mirando el agua clara pero profunda.
"Debemos trabajar en equipo. Usa tu creatividad. ¿Qué se te ocurre?" - sugirió Limon, revoloteando alrededor de la niña.
Lila pensó por un momento y luego exclamó:
"¡Podemos construir un puente con ramas y hojas!" - dijo entusiasmada.
Juntas recogieron ramas y hojas, y tras un rato de trabajo en equipo, lograron armar un puente que las llevó al otro lado del charco. Continuaron su camino, riendo y compartiendo historias.
De repente, se encontraron con un enorme roble, y a su alrededor había un grupo de pequeñas criaturas que parecía estar enojado.
"¿Qué les pasa?" - preguntó Lila, acercándose con cautela.
"¡No podemos jugar porque esta piedra bloquea nuestra cueva!" - gritó uno de ellos.
"No se preocupen, les ayudaremos a moverla!" - dijo Limon, sonriendo.
"¿Cómo? Es muy pesada!" - replicó uno de los seres tristes.
"Si trabajan juntos, podrán moverla. ¡Vamos, unámonos!" - alentó Lila.
Los pequeños se miraron y, aunque dudaron al principio, decidieron intentarlo. Con el empuje de todos, la piedra comenzó a moverse lentamente.
"¡Eso es! ¡Sigan así!" - gritó Limon, motivando a todos.
Finalmente, lograron despejar el camino, y los pequeños seres saltaron de alegría.
"¡Gracias! Nos han salvado!" - dijeron juntos, sonriendo.
"El trabajo en equipo siempre trae buenos resultados!" - les dijo Lila con confianza.
Lamonja y Lila continuaron su viaje, sabiendo que la amistad era una de las claves que las había ayudado hasta ese momento. Finalmente, llegaron a un claro donde brillaba una luz intensa. Allí estaba la Estrella de la Amistad, flotando en el aire.
"¡La encontramos!" - gritaron al unísono.
Pero en ese momento, vieron a un dragón pequeño que estaba tratando de alcanzar la estrella, sus alas temblaban de emoción pero se veía triste.
"¿Por qué no podés alcanzar la estrella?" - preguntó Lila, acercándose.
"Tengo miedo de caer. Siempre he sido un poco torpe..." - dijo el dragón, con los ojos llenos de lágrimas.
Limon voló a su lado y dijo:
"No te preocupes, con amigos a tu lado, todo es más fácil. ¿Te gustaría que trabajemos juntos para alcanzarla?"
El dragón asintió, y con la ayuda de Lila y Limon, la criatura tomó una gran respiración y comenzó a volar en un círculo amplio.
"¡Vamos, puedes!" - lo alentó Lila.
Finalmente, junto a sus amigos, el dragón alcanzó la estrella. Todos festejaron y, juntos, hicieron que la estrella brillara aún más fuerte. En un instante, la Estrella de la Amistad se convirtió en luz pura que se esparció por todo Colorín.
"¡Lo logramos! Ahora la amistad y la bondad reinarán en nuestro pueblo!" - dijo Lila, llena de alegría.
Lamonja y Lila regresaron a casa sintiéndose felices y orgullosas de haber ayudado a otros y de haber encontrado la estrella. Desde aquel día, el pueblo de Colorín quedó iluminado por un brillo especial, recordando a todos que la amistad, el trabajo en equipo y la bondad son los verdaderos tesoros de la vida.
Y así, la lamonja y la niña vivieron muchas más aventuras, siempre buscando crear alegría y alegría por donde fueran.
FIN.