Un Viaje Inesperado



Era un soleado día de primavera cuando Mía decidió visitar a su abuelito. A Mía le encantaba pasar tiempo con él, pues siempre ocurrían cosas inesperadas y emocionantes.

- ¡Hola, abuelito! - dijo Mía entrando a la casa, con una gran sonrisa.

- ¡Hola, mi querida! - respondió su abuelito, levantándose de su sillón. - Hoy estoy preparando una sorpresita que te va a encantar.

Mía se emocionó. ¿Qué será? , pensó. Su abuelito era conocido por sus inventos y proyectos, y siempre estaba trabajando en algo nuevo.

El abuelito la llevó al patio donde había una gran caja de cartón.

- ¡Ven, Mía! - la invitó. - Esta caja me llegó ayer y tiene un misterio dentro. Quiero que lo descubramos juntos.

Mía miró la caja con curiosidad. Había dibujos de globos y estrellas en ella.

- ¿Qué hay adentro? - preguntó Mía, llena de emoción.

- Eso lo tenemos que averiguar. - dijo su abuelito mientras abría la caja. Dentro había una serie de piezas de colores, una especie de motor y un manual de instrucciones.

- ¡Es un dron! - exclamó Mía. - ¡Podemos volar cosas por el aire!

- Exactamente. Pero necesitamos armarlo primero. ¿Estás lista?

Mía asintió entusiasta. Juntos comenzaron a seguir las instrucciones, pero pronto se dieron cuenta de que faltaban algunas piezas.

- ¡Oh no! - se lamentó Mía. - ¿Y ahora qué hacemos?

- No te preocupes. A veces en los inventos, las cosas no salen como uno desea. - dijo su abuelito con una sonrisa. - Vamos a buscar soluciones. ¿Qué te parece si usamos nuestra imaginación? -

Mía reflexionó un momento y luego dijo:

- ¿Y si hacemos nuestro propio dron con lo que ya tenemos aquí en el patio?

Su abuelito sonrió.

- ¡Esa es una gran idea, Mía! Vamos a explorar la casa y el jardín, puede que encontremos cosas que nos sirvan.

Empezaron a buscar: un viejo ventilador, algunas cañas de pescar, y una caja vacía de cartón.

- Con esto podríamos hacer las alas. - propuso Mía, señalando la caja.

- Sí, y el ventilador puede funcionar como el motor. - añadió su abuelo.

En cuestión de horas, con risas y mucho trabajo en equipo, habían construido un peculiar dron. Era un poco raro y colorido, ¡pero estaba lleno de creatividad!

- Ahora, solo falta probarlo. - dijo el abuelito, mientras conectaba el ventilador.

Mía estaba nerviosa pero emocionada al mismo tiempo. Con un empujón y un giro, el dron se empezó a elevar.

- ¡Mirá, está funcionando! - gritó Mía mientras aplaudía de felicidad. Pero de repente, algo extraño pasó. El dron comenzó a tambalearse y, en un giro inesperado, se dirigió hacia el árbol grande del patio.

- ¡Cuidado, abuelito! - gritó Mía con preocupación. Pero antes de que el dron chocara, su abuelito dio un salto y logró atraparlo antes de que cayera al suelo.

- ¡Uff! - exclamó el abuelo, riendo mientras sostenía el dron. - Esta vez fue cerca. Pero lo importante es que lo intentamos y aprendimos algo.

Mía se perdió en sus pensamientos.

- Sí, abuelito. A veces los errores nos ayudan a mejorar. ¿Podemos intentar otra vez?

- Claro que sí. La práctica hace al maestro. - dijo su abuelito, mientras ambos se preparaban para el segundo intento.

Después de algunos ajustes y correcciones, el dron volvió a elevarse, esta vez estable y más alto que antes.

- ¡Lo logramos! - gritaron ambos al unísono, abrazándose felices.

El dron finalmente se mantuvo en el aire, dando círculos en el jardín. Mía se sintió orgullosa de lo que habían creado, pero más aún de no haber rendido.

- Sabes, Mía, la vida es un poco como construir cosas. A veces es complicado y no sale como esperamos, pero siempre podemos encontrar alternativas y aprender en el proceso. ¿Qué te parece? - dijo su abuelito con sabiduría.

- Sí, abuelito, ¡y siempre hay que perseverar! - respondió Mía, con una sonrisa radiante.

Desde aquel día, Mía y su abuelito no solo aprendieron a hacer drones, sino también a enfrentar los desafíos de la vida juntos, siempre con creatividad y una sonrisa. El patio se llenó de inventos y risas, y juntos vivieron muchas más nuevas aventuras.

Y así, continuaron inventando, creando y soñando, recordando siempre que la respuesta y el aprendizaje están en cada intento.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!