Un viaje inolvidable



Sofía estaba emocionada porque ese día iba a ir al ejecafetero con sus amigos para montar a caballo. Desde hacía tiempo que esperaba esa excursión y no podía contener la alegría que sentía en su corazón.

Al llegar al lugar, los niños recibieron unas breves instrucciones sobre cómo montar a caballo de manera segura. Sofía estaba un poco nerviosa, pero sabía que sus amigos estaban allí para apoyarla.

Finalmente, llegó el momento de subir a los caballos y comenzar la travesía por el campo. Sofía se montó en un hermoso caballo blanco llamado Luna, mientras sus amigos elegían otros equinos para acompañarla en la aventura.

-¡Qué emoción! ¡Esto es increíble! -exclamó Sofía mientras comenzaban a trotar por el sendero. El sol brillaba en lo alto y una suave brisa acariciaba sus rostros.

Todo parecía perfecto hasta que, de repente, algo inesperado sucedió: en medio del camino apareció un gran pony de colores vibrantes y crines largas como cascadas de arcoíris. -¡Miren ese pony tan hermoso! ¡Es asombroso! -gritó uno de los amigos de Sofía señalando al animal. Sofía sintió una conexión instantánea con el pony y decidió acercarse lentamente.

El pony la miraba con curiosidad y parecía invitarla a acercarse más. -¿Quieres intentarlo? -preguntó el instructor de equitación a Sofía, quien asintió emocionada. Con cuidado, Sofía se desmontó de Luna y se acercó al pony multicolor.

Con paciencia y cariño, logró ganarse la confianza del animal y lo montó con destreza sorprendente. -¡Increíble! ¡Lo estás haciendo genial, Sofi! -exclamaron sus amigos aplaudiendo emocionados. El paseo continuó con el nuevo compañero de sofia uniéndose al grupo.

Juntos exploraron bosques encantados, cruzaron ríos cristalinos y galoparon por praderas llenas de flores silvestres. Cada momento era mágico e inolvidable. Al regresar al punto de partida, todos estaban radiantes de felicidad por la maravillosa experiencia vivida.

Sofía abrazó fuertemente al gran pony multicolor sabiendo que había encontrado un amigo especial para toda la vida. Desde ese día en adelante, cada vez que recordaba aquel paseo inolvidable, una sonrisa iluminaba su rostro.

Y es que descubrió que las mejores aventuras pueden surgir cuando menos te lo esperas y que la amistad puede encontrarse en los lugares más insospechados.

FIN.

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