Un viaje para ayudar
Había una vez un elefante llamado Bernardo que vivía en una granja en Argentina. Bernardo era el elefante más grande y fuerte de todos, pero siempre se sentía triste porque extrañaba su hogar en África.
Soñaba con volver a ver a sus amigos elefantes y explorar las vastas llanuras africanas. Un día, mientras Bernardo caminaba por la granja, escuchó unos ruidos extraños provenientes de la entrada principal.
Se acercó sigilosamente y vio a dos elefantes pequeños jugando entre ellos. Eran Lola y Mateo, dos hermanitos elefantes que habían escapado del circo que estaba cerca de la granja. Bernardo se acercó a ellos con curiosidad y les preguntó: "¿Qué hacen aquí?".
Lola respondió emocionada: "¡Escapamos del circo! Queríamos conocer el mundo real fuera de los espectáculos". Mateo asintió con entusiasmo. Bernardo sonrió y les dijo: "Yo también quiero conocer el mundo real fuera de esta granja.
¿Por qué no vamos juntos a África? Allí podré presentarles a mis amigos elefantes y disfrutaremos de aventuras increíbles". Lola y Mateo saltaron de alegría ante la propuesta de Bernardo. Estaban emocionados por emprender esa aventura tan especial junto al elefante más grande que conocían.
Los tres amigos comenzaron su viaje hacia África. Cruzaron océanos, montañas e incluso desiertos calurosos. Durante el camino, se encontraron con diferentes animales como leones, jirafas y cebras, quienes les contaron historias fascinantes sobre la vida en África.
Finalmente, llegaron a las vastas llanuras africanas. Bernardo estaba emocionado de volver a casa y presentar a Lola y Mateo a sus amigos elefantes.
Pero cuando llegaron al lugar donde solían vivir los elefantes, se encontraron con una sorpresa desagradable. La sequía había azotado la región y muchos animales estaban sufriendo por la falta de agua y alimentos. Los elefantes estaban débiles y tristes, sin fuerzas para jugar o explorar como antes.
Bernardo se entristeció al ver el estado en que se encontraba su hogar. Se acercó a los otros elefantes e intentó animarlos diciéndoles: "¡No se preocupen! Traje conmigo a mis amigos Lola y Mateo. Juntos podemos buscar soluciones para ayudarnos mutuamente".
Los elefantes escucharon atentamente las palabras de Bernardo y comenzaron a sentir esperanza nuevamente. Todos juntos trabajaron para encontrar fuentes de agua fresca y compartieron alimentos entre ellos.
Poco a poco, las llanuras africanas volvieron a florecer gracias al esfuerzo conjunto de todos los animales que vivían allí. Los elefantes recuperaron su alegría y volvieron a disfrutar de la vida en comunidad. Bernardo, Lola y Mateo decidieron quedarse en África para siempre.
Ayudaban cada día con tareas importantes como cuidar del agua, proteger el hábitat natural de los demás animales y enseñarles valores importantes sobre el respeto hacia la naturaleza. Y así fue como Bernardo, Lola y Mateo encontraron su verdadero hogar en África.
Juntos, aprendieron la importancia de la amistad, el trabajo en equipo y cómo cuidar del medio ambiente para que todos los animales puedan vivir felices. Y colorín colorado, esta historia de amistad y aventuras ha terminado.
FIN.