Un Viaje Sabroso
En un pequeño pueblo donde todo el mundo amaba la comida, vivían tres amigos muy singulares: Empanadas, Tenedor, y Plato. Empanadas era muy simpática y siempre estaba lista para compartir su sabor relleno de historias y aventuras. Tenedor, siempre tan formal y elegante, se preocupaba por que todo estuviera en su lugar, mientras que Plato, la más tranquila de las tres, disfrutaba de la paz y la armonía de cada comida.
Un día soleado, Empanadas propuso hacer un picnic en el parque. "¡Vamos a llevar mis mejores recetas!"- dijo emocionada. Tenedor, asintiendo, respondió: "Yo me encargaré de llevar el aderezo perfecto para acompañarlas."- Y Plato dijo: "¡Y yo traeré los manteles y cubiertos!"-
La mañana del picnic, el trio se puso en marcha. Empanadas llevaba una gran canasta llena de empanadas recién salidas del horno. Tenedor, por su parte, llevaba un elegante estuche con todos sus amigos: cuchillo, tenedores y cucharas, mientras que Plato lucía un hermoso mantel con flores.
Cuando llegaron al parque, encontraron un lugar perfecto bajo un gran árbol. Tenedor se ocupó de colocar todo con mucho cuidado. "¡Qué lindo se ve todo!"- dijo con una sonrisa. Empanadas se sintió feliz. "Gracias, Tenedor. Ahora solo falta el toque final, ¡a disfrutar de estas empanadas!"-
Pero justo cuando estaban a punto de comer, escucharon un gran grito. Era Choclo, un travieso maíz que siempre hacía cosas inesperadas. "¡Ayuda!"- gritó Choclo mientras caía de un árbol. Tenedor, Empanadas y Plato lo miraron con preocupación.
"¿Qué ocurrió, Choclo?"- preguntó Empanadas.
"¡Intenté alcanzar la última mazorca de maíz y me caí!"- sollozó Choclo, mirando su pequeño cuerpo dorado.
"¡No te preocupes!"- dijo Plato con su voz suave. "Juntos podemos ayudarte a levantarte y a recuperar tu valentía."-
Tenedor, siempre pensando en las maneras de ayudar, sugirió: "Podríamos hacer una especie de escalerita con las empanadas secas que sobraron de la comida."- Y Empanadas, asintiendo, añadió: "Podemos usar mi cesta como base y formar una escalera. ¡Dame algunas empanadas que no estén tan perfectas y haré una torrecita!"-
Y así lo hicieron. Con cuidado, dieron forma a una escalerita usando las empanadas que Empanadas preparó. Choclo miró ansioso.
"¿Está segura de que funcionará?"- preguntó con un hilo de voz.
"¡Claro! Lo importante es que lo intentemos juntos!"- respondió Tenedor con optimismo.
Choclo subió lenta y cuidadosamente por la escalerita hecha de empanadas, a medida que los demás lo animaban "¡Vamos, Choclo! ¡Puedes hacerlo!"- Con un último impulso, ¡puf! logró llegar a la cima. "¡Lo logré!"- gritó con alegría.
Agradecido, Choclo prometió ser más cuidadoso en el futuro. "¡Nunca olvidaré esta aventura!"- dijo con una gran sonrisa.
Tras la emocionante experiencia, regrese al picnic, con más ánimo que nunca. Empanadas dijo: "¡Ahora sí, a disfrutar de la comida!"- Todos se sentaron, compartieron las empanadas y se rieron de su festín. Cuando terminaron, empezaron a limpiar, pero Tenedor propuso una idea. "¿Por qué no le damos a Choclo unas empanadas para que las comparta con sus amigos?"-
Así, Empanadas preparó algunas porciones para que Choclo llevara. "Estas empanadas son especiales como nuestra amistad. Recuerda, siempre hay que compartir lo bueno!"-
A lo que Choclo sonrió. "¡Qué gran lección! La amistad y la unión hacen que todo sea más delicioso."-
Al final del día, no solo disfrutaron de un hermoso picnic, sino que aprendieron que la colaboración y la alegría de compartir son los ingredientes más sabrosos de su vida.
Desde ese día, cada vez que Empanadas, Tenedor y Plato se juntaban, siempre recordaban su aventura con Choclo, y cada picnic se volvía más especial que el anterior, compartiendo no solo comida, sino risas y amistad. Y así, el pequeño pueblo siguió disfrutando del sabor de la amistad.
FIN.