Un Voleo de Amor
Era un día soleado en el colegio, y todo el mundo estaba emocionado por el torneo de voley. Giu, una chica de la carrera de hotelería, estaba lista para demostrar su talento en la cancha. Por otro lado, Andrés, un joven de primero de bachillerato técnico en informática, también se preparaba con sus amigos, pero con un poco más de nerviosismo en su cara.
Cuando Giu entró en la cancha, todos los ojos estaban puestos en ella. Su energía iluminaba el lugar. Andrés, que estaba en el equipo contrario, no pudo evitar mirarla.
"¡Vamos, Giu! ¡Dale, hacelo!" - gritaron sus amigos.
Para su sorpresa, el partido comenzó y la chica del hotelería hizo un saque impresionante que dejó a todos boquiabiertos.
Andrés, al ver la habilidad de Giu, no pudo contener su admiración. Se prometió que debía conocerla.
El torneo avanzó y ambos se encontraban más cerca, cruzándose miradas y sonrisas. A medida que jugaban, el ambiente se llenó de risas y buena energía.
Un día, después del partido, Andrés se decidió a hablar con Giu.
"Hola, Giu. Me llamo Andrés. Jugás increíble, ¿no?" - dijo, un poco nervioso.
"¡Gracias! Me encanta jugar. Y vos también lo hiciste muy bien, a pesar de que perdimos..." - respondió Giu, con una sonrisa.
Con el tiempo, se volvieron amigos inseparables. Siempre se encontraban después de clases para jugar voley, estudiar y, por supuesto, reírse de las travesuras que hacían en el colegio.
Sin embargo, cada uno tenía un mundo distinto. Giu soñaba con abrir su propio hotel, mientras que Andrés deseaba ser un gran programador y crear aplicaciones. Ambos se apoyaban mutuamente en sus sueños.
Un día, el colegio organiza un concurso donde los estudiantes debían presentar un proyecto innovador que combinara la tecnología y la hospitalidad. Giu tuvo una idea brillante.
"Andrés, podríamos crear una aplicación que ayude a los huéspedes a elegir destinos turísticos según sus intereses. ¿Qué te parece?" - sugirió.
"Es genial, Giu. ¡Podemos trabajar juntos!" - respondió Andrés, emocionado.
Así nació el proyecto del dúo. Pasaron horas diseñando y programando la aplicación en la computadora de Andrés, pero también aprendiendo sobre el servicio al cliente y el manejo del turismo gracias a los conocimientos de Giu.
Días después, presentaron su proyecto en el concurso. Muchos quedaron sorprendidos, pero había un competidor feroz que siempre ganaba.
"No voy a dejar que me gane otra vez, nosotros tenemos que dar lo mejor de nosotros en la presentación" - le dijo Giu a Andrés, apretando su brazo.
El día de la presentación llegó y Giu y Andrés estaban nerviosos, pero se apoyaron el uno al otro.
"¡Acordate, lo importante es disfrutarlo!" - le dijo Andrés.
Finalmente, cuando llegó su turno, presentaron con confianza. Giu destacó la importancia de la tecnología en el sector hotelero y Andrés mostró cómo funcionaba la aplicación que habían creado. La sala estaba llena de aplausos y sonrisas al final de la presentación.
Después de un tiempo, el jurado deliberó y anunció al ganador. La tensión era palpable.
"Y el primer lugar va para... Giu y Andrés, por su aplicación 'Turismo Interactivo'."
Ambos estallaron en gritos de alegría y se abrazaron, llenos de felicidad. Giu miró a Andrés y dijo:
"No lo podría haber hecho sin vos. Esto fue un trabajo en equipo y una gran amistad."
Desde ese día, su conexión se volvió aún más fuerte. Aprendieron que sus sueños era más fácil alcanzarlos juntos y que la amistad, el apoyo mutuo y el trabajo en equipo eran la clave para lograr cualquier objetivo.
Y así, Giu y Andrés continuaron en su camino, siempre recordando que, aunque cada uno tenía su propio sueño, juntos podían construir un futuro brillante.
Y en cada partido de voley, más que el amor, se cultivó un vínculo inquebrantable entre ellos, el comienzo de una maravillosa historia que apenas estaba por comenzar.
FIN.