Un vuelo de amistad
Había una vez un hermoso bosque en el que vivían muchos animales felices. Entre ellos, se encontraba Kaleth, un águila majestuosa y valiente, siempre dispuesto a ayudar a los demás.
Un día, mientras sobrevolaba el bosque en busca de aventuras, escuchó un llanto proveniente de un claro. Intrigado, se acercó volando y descubrió a Cervatilla Babilonia, una pequeña cierva que había sufrido una herida en una de sus patas.
Sin pensarlo dos veces, Kaleth descendió rápidamente para ayudarla. "¡Hola! ¿Estás bien?"- preguntó amablemente Kaleth. Cervatilla Babilonia miró al águila con tristeza y dolor. "No puedo caminar... Me lastimé la pata al caerme"-respondió con voz temblorosa.
Kaleth sabía que no podía dejarla allí sola y decidió buscar ayuda. Volando por encima del bosque, divisó a Bosquito el oso jugando cerca de un río. Se posó junto a él y le contó sobre la situación de Cervatilla Babilonia.
"Tenemos que hacer algo para ayudarla"-dijo Kaleth preocupado. Bosquito asintió con entusiasmo y juntos fueron hasta donde estaba la cervatilla herida. Con habilidad y destreza, Bosquito construyó una cama cómoda usando ramas suaves mientras Kaleth buscaba algunas hierbas medicinales para aliviar el dolor de Cervatilla Babilonia.
Mientras tanto, otros animales del bosque se enteraron de la situación y se acercaron para ofrecer su ayuda.
Saltarín, el conejo veloz, trajo agua fresca; Tronco, el castor ingenioso, trajo hojas para hacer un techo que protegiera a Cervatilla Babilonia de la lluvia; y Oliva, la ardilla traviesa, trajo frutas deliciosas para que se alimentara. Día tras día, los animales del bosque cuidaban de Cervatilla Babilonia mientras su herida sanaba lentamente.
Kaleth se convirtió en su amigo más cercano y le contaba historias emocionantes sobre sus vuelos por el cielo. Cervatilla Babilonia escuchaba atentamente y soñaba con volar algún día. Un mes después, la herida de Cervatilla Babilonia finalmente sanó por completo.
Se levantó de su cama con alegría y sorpresa al descubrir que podía caminar nuevamente sin dificultad alguna. "¡Lo logré! ¡Estoy curada!"- exclamó emocionada.
Todos los animales celebraron este gran logro y decidieron organizar una fiesta en honor a la valentía y perseverancia de Cervatilla Babilonia. Bailaron alrededor de una hoguera iluminada por las estrellas mientras Kaleth sobrevolaba el lugar en señal de alegría.
Desde ese día, Cervatilla Babilonia aprendió muchas cosas importantes: valorar la amistad verdadera, nunca rendirse ante las dificultades y siempre estar dispuesto a ayudar a los demás como lo había hecho Kaleth con ella.
Y así fue como esta historia inspiradora y educacional nos enseña que, aunque las heridas pueden doler, con el amor y apoyo de los demás podemos superar cualquier obstáculo y alcanzar grandes cosas.
FIN.