Un Vuelo Hacia la Amistad
Había una vez, en la orilla de un hermoso río, una joven líbélula llamada Lila. Lila era conocida por su brillante color azul y sus mágicas acrobacias en el aire.
Un día, mientras volaba alegremente, Lila se encontró con una colorida mariposa llamada Mónica. Mónica, con sus alas llenas de rayas amarillas y naranjas, estaba espléndida pero un poco desorientada.
"¡Hola! Soy Lila, la líbélula. ¿Quieres volar conmigo?" - preguntó Lila emocionada.
"¡Hola! Soy Mónica, la mariposa. Me encantaría, pero... no tengo mucha experiencia volando alto" - respondió Mónica, un poco tímida.
Lila, entusiasmada, decidió ayudar a Mónica. Juntas comenzaron a volar, pero de repente, Lila hizo un giro imprudente y chocó con Mónica. Ambas cayeron en el río, y las corrientes las arrastraron.
"¡Ay! ¡Estoy tan asustada!" - gritó Mónica mientras el agua las empujaba.
"¡No te preocupes! ¡Vamos a salir de esta!" - tranquilizó Lila, tratando de mantener la calma. Pero al poco tiempo, se dieron cuenta de que no podían volar y el río estaba lleno de obstáculos.
Pasaron horas intentando salir, pero solo lograban moverse un poco. Estaban tristes y frustradas, pensando que nunca podrían regresar a sus hogares.
"¡Esto es horrible!" - suspiró Mónica. "Nunca debí intentar volar con vos. Soy un desastre."
"No digas eso. Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos" - dijo Lila, intentando consolarla.
Mientras las corrientes seguían llevándolas, Lila empezó a observar el río. Había muchas cosas interesantes: peces saltando, patitos nadando y una familia de ranas cantando.
"Mirá cuánta vida hay aquí. Tal vez podamos hacer amigos y pedirles ayuda" - propuso Lila, sintiendo que hay que ver el lado positivo.
Mónica se sentó en una hoja a la orilla del río y miró todo lo que la rodeaba.
"¡Esa es una gran idea!" - dijo emocionada. "Podremos encontrar una forma de salir juntas."
Juntas comenzaron a hablar con los patitos y las ranas. Al principio, creyeron que les darían la espalda, pero a medida que compartían su historia, los animales comenzaron a acercarse.
"No se preocupen, podemos ayudarles!" - dijo un patito. "Nosotros conocemos el lugar donde el río es menos fuerte. Allí podrán salir."
"¡Sí, por favor!" - exclamó Lila.
Así, con la ayuda de sus nuevos amigos, Lila y Mónica encontraron un lugar tranquilo donde el agua estaba más calmada. Allí, pudieron salir del río y regresar a la orilla.
"¡Lo logramos!" - gritaron, saltando de alegría.
"¿Ves, Mónica? Juntas somos más fuertes, y no tenemos que hacer todo solas" - dijo Lila con una sonrisa.
"Tenés razón, Lila. Gracias por no rendirte y por recordarme que siempre hay una manera de salir, ¡así sea en compañía!" - respondió Mónica, feliz.
Desde ese día, la líbélula y la mariposa se volvieron amigas inseparables. Aprendieron a volar juntas, cuidarse mutuamente y disfrutar de las maravillas de la vida. Además, nunca olvidaron lo importante de rodearse de amigos que pueden ayudar en los momentos difíciles.
Así concluyó la historia de Lila y Mónica, quienes descubrieron que, a veces, los contratiempos pueden llevarnos a encontrar la verdadera amistad.
FIN.