Una amistad diferente


Lucas era un niño muy especial. Le gustaba mirar las estrellas y aprender sobre dinosaurios. Pero cuando fue por primera vez a la escuela, se sintió asustado y confundido.

No entendía por qué los otros niños no compartían su mismo interés por los planetas y los fósiles. Todo era ruidoso y caótico, lo que lo ponía nervioso. Sin embargo, un día conoció a una niña llamada Sofía. Ella notó que Lucas era diferente, pero en lugar de alejarse, decidió acercarse.

-Hola, ¿cómo te llamas? -le preguntó con una sonrisa cálida. Lucas se sorprendió pero no respondió. Sofía entendió que necesitaba su tiempo, así que pacientemente esperó a que se sintiera cómodo.

Poco a poco, Lucas comenzó a sentirse más relajado alrededor de Sofía. Jugaban juntos, leían libros y armaban rompecabezas. Sofía nunca lo presionaba para hablar o hacer algo que no quería, y eso hacía que Lucas se sintiera libre.

Con el tiempo, Lucas comenzó a sentirse más seguro en la escuela, gracias a la amistad con Sofía. Aprendió a comunicarse mejor y a disfrutar de las actividades con los demás niños. Sofía también aprendió mucho de Lucas.

Descubrió que todos somos únicos y que la amistad va más allá de las diferencias. Juntos, enseñaron a sus compañeros sobre la importancia de la comprensión y la paciencia. La maestra de Lucas y Sofía los miraba con ternura, sabiendo que la amistad entre estos dos niños era verdaderamente especial.

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