Una amistad en el bosque de la Patagonia
Había una vez en el hermoso bosque de la Patagonia, una pequeña y valiente niña llamada Caperusita. Vivía junto a su abuela, quien era una mujer llena de sabiduría y amor.
Un día, mientras Caperusita ayudaba a su abuela a recolectar frutas silvestres, se encontraron con un lobo hambriento. Pero este no era cualquier lobo, ¡era el famoso Lobo Casador! Un cazador experto que protegía a los animales del bosque de los cazadores furtivos.
La abuela de Caperusita conocía al Lobo Casador desde hace mucho tiempo y sabía que podían confiar en él. Así que decidieron invitarlo a su casa para compartir un delicioso almuerzo.
Al llegar a la casa de la abuelita, todos se sentaron alrededor de la mesa. La abuela preparó una exquisita comida con las frutas recolectadas por Caperusita y compartieron historias sobre sus aventuras en el bosque. De repente, sonó el teléfono.
Era la mamá de Caperusita llamando para saber cómo estaban. La abuelita contestó emocionada:"¡Hola hija! Estamos aquí disfrutando de un maravilloso almuerzo con nuestro amigo Lobo Casador.
"La mamá se sorprendió al escuchar eso y le dijo preocupada:"¡Cuidado mamá! ¿Estás segura de que es seguro tener al lobo cerca?"La abuelita sonrió y respondió:"Querida hija, este lobo es diferente. Él nos protege y cuida del malvado cazador furtivo. No todos los lobos son malos, solo debemos aprender a conocerlos.
"La mamá confió en las palabras de su madre y decidió ir a visitarlos para conocer al Lobo Casador por sí misma. Cuando llegó, la mamá se dio cuenta de que el lobo era amable y gentil.
Comenzaron a conversar y el Lobo Casador les contó sobre su misión de proteger a los animales del bosque y enseñarles a vivir en armonía con la naturaleza. La mamá entendió entonces que había juzgado erróneamente al lobo por ser diferente.
Se disculpó por sus prejuicios y le pidió perdón. "Lamento haber dudado de ti, Lobo Casador. Gracias por proteger a mi familia y cuidar de los animales del bosque", dijo la mamá con sinceridad. El Lobo Casador sonrió y respondió:"No hay problema.
Todos podemos cometer errores, lo importante es aprender de ellos. Ahora sabes que no debes juzgar sin conocer realmente a alguien. "Desde ese día, Caperusita, su abuela, su mamá y el Lobo Casador se convirtieron en grandes amigos.
Juntos trabajaron para educar a otros sobre la importancia de respetar y proteger la naturaleza. Caperusita aprendió una valiosa lección: no todos los lobos son malos ni todas las personas buenas o malas; lo importante es dar oportunidades para conocerlas antes de juzgarlas.
Y así fue como Caperusita Abuela Lobo Casador Mamá demostraron que la amistad puede surgir incluso entre quienes parecen diferentes. Juntos, lograron construir un mundo mejor donde todos vivieran en armonía y respeto hacia la naturaleza.
FIN.