Una amistad en la casa fría



Había una vez en una casa muy fría un gato llamado Tomás y un pájaro llamado Pepito. Tomás vivía feliz en su acogedora casa, pero un día, Pepito voló hasta la ventana, tiritando de frío.

- ¡'Miau'! ¿Quién eres tú, pajarito? - preguntó Tomás preocupado. - Soy Pepito, vengo volando desde lejos y tengo mucho frío, ¿puedo quedarme un rato en tu casa? - respondió Pepito.

Tomás dudó un instante, pero después lo miró con ternura y le dijo: - Claro, pequeño amigo, entra y ponte cómodo. Así nació una linda amistad entre el gato y el pájaro. Juntos compartían juegos, risas y protección.

Sin embargo, un día el dueño de la casa se dio cuenta de la presencia del pájaro y decidió echarlo. En ese momento, Tomás tomó una valiente decisión. - Pepito, debo ayudarte a encontrar un lugar más seguro, ¿te parece si buscamos juntos un nuevo hogar? - propuso Tomás.

Los dos amigos se embarcaron en una aventura en busca de un nuevo lugar. Juntos atravesaron praderas, bosques y montañas, enfrentando obstáculos que fortalecieron su amistad. Finalmente, descubrieron un hermoso jardín con un árbol donde Pepito podía anidar sin preocupaciones.

- Gracias, Tomás, por ser mi amigo y por ayudarme a encontrar un nuevo hogar. Nunca lo olvidaré - expresó Pepito emocionado. Tomás sonrió y le dijo: - La amistad todo lo puede, Pepito. Siempre estaremos unidos, pase lo que pase.

Desde ese día, la casa continuó siendo fría, pero el corazón de Tomás y Pepito estaba lleno de calor gracias a su inquebrantable amistad.

FIN.

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