Una Amistad en Peligro



En un frondoso bosque lleno de árboles altos y flores de colores, vivía un gato llamado Minino. Minino era curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras exploraba, encontró a algo sorprendente: un robot llamado Roto. Roto tenía una apariencia brillante y metálica, pero su corazón estaba hecho de bondad.

"¡Hola! Soy Minino, ¿y vos?" – dijo Minino, tomando confianza.

"¡Hola, Minino! Soy Roto. Estoy aquí para ayudar a los animales del bosque" – respondió el robot con una voz amistosa.

Minino estaba intrigado. Roto le contó que había llegado de un lugar lejano, donde los robots ayudaban a la gente. Pero en el bosque, los animales no estaban acostumbrados a robots, y muchos los miraban con recelo.

Los dos se hicieron amigos y comenzaron a disfrutar juntos. Pasaban los días explorando el bosque, jugando entre hojas y descubriendo nuevas rutas. Pero, aunque la amistad entre Minino y Roto florecía, había una sombra acechando. Una persona, un inventor llamado Don Marcelo, había estado buscando a Roto para desarmarlo. Don Marcelo creía que los robots eran una amenaza para la naturaleza y no quería que Roto permaneciera en el bosque.

Una tarde, mientras jugaban cerca de un arroyo, Minino notó algo extraño. "Roto, ¿escuchás eso?" - preguntó con preocupación.

"Sí, Minino, parece que… alguien se acerca" - contestó Roto, mirando a su alrededor. De repente, apareció Don Marcelo con una malla, dispuesto a atrapar al robot.

"¡Alto! No te lo lleves!" – gritó Minino, con el corazón agitado.

"¿Por qué defiendes a este robot? Los robots son peligrosos!" – replicó Don Marcelo con furia.

Minino recordó todos los buenos momentos que había pasado con Roto y decidió que tenía que hacer algo. "Roto no es peligroso. ¡Él me ha ayudado en muchas cosas!" - dijo, tratando de convencer a Don Marcelo.

"¿Ayudarte? ¿Cómo?" – preguntó Don Marcelo, parando un momento para escuchar.

Minino se armó de valor y comenzó a contarle sobre cómo Roto había curado a un pájaro herido, cómo ayudó a plantas a crecer y cómo cuidaba de los pequeños animales del bosque. Don Marcelo, al escuchar la historia, se detuvo y comenzó a reflexionar. *Quizás no todos los robots son iguales*.

"Roto, ¿estás seguro de que solo querés ayudar?" – preguntó Don Marcelo con una ceja levantada.

"Sí, siempre quiero hacer del bosque un lugar mejor. Solo busco amigos y ayudar a quien lo necesite" - respondió Roto con sinceridad.

Don Marcelo sintió que algo en su pecho se movía. Volteó a mirar al gato y al robot. Por primera vez se dio cuenta de que Roto no era una máquina fría, sino un ser lleno de amor y amistad.

"Pero, si yo estoy aquí para proteger la naturaleza, entonces, ¿podrías ayudarme a hacerlo mejor?" – preguntó Don Marcelo, suavizando su tono.

"¡Sí! Podemos trabajar juntos!" - exclamó Roto, iluminándose de felicidad.

Desde ese día, Don Marcelo, Minino y Roto unieron fuerzas. Juntos crearon un nuevo equipo, donde Roto ayudaba a analizar el suelo, las plantas y los animales para mantener el bosque sano. Don Marcelo aprendió que los robots no tenían que ser enemigos, sino aliados. Minino, por su parte, vio crecer su amistad con Roto y ahora también compartía su tiempo con Don Marcelo.

Juntos, cuidaron del bosque, plantaron más árboles y ayudaron a todos los animales en apuros. Así, lo que comenzó como un miedo se transformó en amor y amistad.

Al final, el bosque se convirtió en un lugar aún más hermoso, lleno de risas, aventuras y, sobre todo, amistad. Minino, Roto y Don Marcelo demostraron que con comprensión y trabajo en equipo, cualquier diferencia se puede superar.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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