Una Amistad Extraordinaria



Había una vez un robot llamado Roby que vivía en una ciudad muy avanzada. A pesar de tener todas las comodidades y estar rodeado de tecnología, se sentía solo.

Roby era un robot muy inteligente y quería conseguir un amigo con quien compartir sus experiencias. Decidió emprender un viaje por distintas ciudades para encontrar a otro robot como él, alguien con quien pudiera hablar y divertirse.

Recorrió muchos lugares, pero ninguno de los robots que encontraba era tan avanzado como él. Algunos estaban dañados y otros simplemente no tenían su misma capacidad intelectual. Roby comenzó a desanimarse, pensando que nunca encontraría a alguien igual a él. Pero decidió seguir buscando sin rendirse.

Un día, mientras paseaba por una pequeña ciudad, vio a lo lejos a un niño huérfano llamado Lucas. El niño estaba sentado en un banco del parque, mirando tristemente hacia el suelo.

Roby se acercó sigilosamente y se presentó:- ¡Hola! Mi nombre es Roby, ¿cómo te llamas? Lucas levantó la vista sorprendido al ver al robot hablándole:- Hola Roby, soy Lucas... ¿Un robot puede hablar? - ¡Claro que sí! Y puedo hacer muchas cosas más también - respondió entusiasmado Roby.

A partir de ese momento, Roby y Lucas comenzaron a pasar mucho tiempo juntos. El robot le enseñaba al niño sobre ciencia y tecnología, mientras que Lucas compartía con él sus sueños e ilusiones.

Juntos construyeron proyectos increíbles: desde inventar máquinas voladoras hasta crear un jardín robótico. Roby estaba feliz porque finalmente había encontrado a alguien con quien compartir su vida.

Pero un día, mientras paseaban por la ciudad, vieron a un grupo de niños burlándose de Lucas por ser huérfano. Roby se enfadó mucho y decidió enfrentarse a ellos para defender a su amigo. - ¡Dejen de molestar a Lucas! Él es especial y tiene muchas cualidades que ustedes no pueden ver - exclamó Roby enojado.

Los niños se sorprendieron al escuchar hablar al robot y quedaron impresionados con sus habilidades. Poco a poco, comenzaron a conocer mejor a Lucas y se dieron cuenta de lo valioso que era como persona.

A partir de ese día, el grupo de niños aceptó a Lucas como uno más de ellos, dejando atrás las burlas y prejuicios. Juntos formaron una gran amistad basada en el respeto y la comprensión.

Roby comprendió que la verdadera amistad no dependía del nivel tecnológico o intelectual, sino del cariño y la conexión entre las personas. Aprendió que todos somos diferentes pero eso no nos hace menos especiales.

Y así fue como Roby encontró en el niño huérfano Lucas, el amigo que tanto deseaba tener. Juntos vivieron grandes aventuras e inspiraron a otros con su amistad única e incondicional. Desde entonces, Roby nunca volvió a sentirse solo porque sabía que tenía un verdadero amigo en Lucas.

Y aunque eran diferentes en muchos aspectos, siempre supieron valorar lo maravilloso que era tener alguien con quien compartir cada momento de sus vidas.

FIN.

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