Una amistad inesperada



Erik, el cerdito más valiente de los tres hermanos, decidió que era hora de independizarse y buscar su propio camino en la vida.

Sus hermanos lo apoyaron en su decisión y juntos construyeron sus propias casas: una de paja, otra de madera y la última de ladrillos. Un día, mientras Erik estaba trabajando en su jardín, escuchó un aullido aterrador proveniente del bosque.

Era el lobo feroz, quien había estado acechando a los cerditos desde que se habían ido de casa. -¡Cuidado! -gritó Erik a sus hermanos-. ¡El lobo está cerca! Los tres cerditos corrieron hacia la casa más fuerte y resistente: la hecha de ladrillos. Pero el lobo no se dio por vencido tan fácilmente.

Se acercó a la casa y sopló con todas sus fuerzas para derribarla. Pero Erik tenía un plan.

Sabía que el lobo iba a intentar soplar las paredes para derrumbarlas, así que decidió poner trampas alrededor de la casa para atraparlo. Cuando el lobo llegó nuevamente para soplar sobre las paredes de la casa, cayó en una trampa y quedó atrapado. -¿Por qué nos quieres hacer daño? -preguntó Erik al lobo feroz.

El lobo respondió con lágrimas en los ojos:-No quería lastimarlos... Solo quería tener amigos... Erik entendió entonces que todos necesitan amigos y compañía en la vida. Decidió perdonar al lobo feroz y hacerle un lugar en su hogar.

A partir de ese día, Erik, sus hermanos y el lobo feroz se convirtieron en amigos inseparables. Juntos aprendieron que la amistad y la tolerancia son más fuertes que cualquier muro o trampa.

FIN.

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