Una Amistad Inesperada



Era un soleado día en la pequeña casa del campo, donde vivía Gato, un felino de pelaje suave y ojos brillantes. Gato era conocido por su astucia, pero también por su inusual amistad con Ratón, un pequeño roedor de orejas grandes y una cola que siempre lo seguía. A pesar de que todos pensaban que un gato y un ratón deberían ser enemigos, estos dos eran los mejores amigos del mundo.

Un día, mientras jugaban en el jardín, Ratón dijo:

- “¡Gato, hagamos una carrera hasta el árbol grande! ”

- “¡Buena idea, Ratón! Te doy ventaja. Contaré hasta tres y vos salís primero.”

Ratón sonrió y se preparó. Cuando Gato terminó de contar, ¡ZAS! Ratón salió disparado, corriendo tan rápido como pudo. Gato lo seguía, pero no estaba tan apurado; él simplemente disfrutaba del momento. De repente, al llegar al árbol, Ratón tropezó y cayó al suelo.

- “¡Ay, no! Me caí.” - exclamó con su vocecita temblorosa.

Gato se acercó rápidamente y dijo:

- “¡No te preocupes, amigo! Estoy aquí para ayudarte.” - lo expresó mientras lo ayudaba a levantarse.

- “Gracias, Gato. Eres el mejor.” - sonrió Ratón.

Después de un rato de juegos, decidieron descansar bajo la sombra del árbol. Ahí, Gato tuvo una idea que lo emocionó.

- “¡Decime, Ratón, qué te parece si hacemos un picnic en la pradera? ”

- “¡Me encantaría! Pero, ¿qué traeremos de comer? ” - preguntó Ratón curioso.

Pensaron un poco y juntos decidieron llevar quesos de diversos tipos, unas uvas y, por supuesto, leche. Al día siguiente, prepararon todo y se fueron a la pradera. Al llegar, desplegaron una mantita y comenzaron a disfrutar de su festín.

Todo iba muy bien hasta que, de la nada, apareció un grupo de pájaros cotorros. Los pájaros, ruidosos y bulliciosos, tenían mucho hambre y empezaron a acercarse a la comida.

- “¡Oh no! Mirá, Gato, los pajaritos están viniendo a robarnos el alimento.” - gritó Ratón preocupado.

- “Tranquilo, Ratón. Voy a pensar en algo.” - dijo Gato, moviendo su cola de un lado a otro.

Se le ocurrió una idea brillante.

- “¡Ya sé! Voy a distraer a los pájaros mientras vos guardás la comida.”

- “¡Buen plan! ” - aceptó Ratón emocionado.

Gato comenzó a saltar y a jugar, haciendo ruidos divertidos para captar la atención de los pájaros.

- “¡Miren! ¡Soy un gato bailarín! ” - decía mientras giraba y saltaba. Los pájaros se rieron y fueron a verlo.

Esto le dio a Ratón el tiempo suficiente para esconder toda la comida en su pequeño bolsito. Una vez que los pájaros se distrajeron, Gato se acercó a Ratón y le susurró:

- “¿Ya guardaste todo? ”

- “¡Sí! ¡Lo logré! ” - dijo Ratón con una gran sonrisa.

Los pájaros, al ver que ya no había comida, se fueron volando, decepcionados. Entonces, Gato y Ratón comenzaron a reírse juntos.

- “Creo que esto fue una gran aventura.” - dijo Gato, relamiéndose el hocico, pensando en la comida que aún estaba escondida.

- “Sí, pero gracias a tu valentía y a tu talento para distraer, podemos disfrutar de un buen picnic.” - agregó Ratón felizmente.

Y así, mientras el sol comenzaba a ponerse, los dos amigos disfrutaron de una deliciosa comida y se prometieron que siempre estarían juntos para enfrentar cualquier desafío. Aprendieron que la valentía y el trabajo en equipo podían hacer que cualquier reto se volviera una aventura divertida.

Desde ese día, Gato y Ratón no solo fueron amigos, sino también grandes compañeros de aventuras, demostrando que, a pesar de las diferencias, la amistad siempre encuentra un camino. ¡Y así fueron felices por siempre!

FIN.

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