Una Amistad Inesperada



Había una vez, en un océano brillante y azul, un grupo de tiburones que nadaban felices y contentos. Uno de ellos, llamado Tibo, era el más curioso de todos. Mientras exploraba los arrecifes de coral, un día vio algo increíble: un dragón de colores resplandecientes volando por el cielo.

"¡Guau!" - exclamó Tibo, sacudiendo su cola emocionado. "¡Nunca había visto una criatura tan maravillosa!"

El dragón, que se llamaba Drako, era conocido por su gran corazón y su don de la volar alto. Pero también era un poco solitario, ya que muchos animales marinos le tenían miedo por su aspecto imponente.

Tibo decidió que quería conocer a Drako, así que nadó con todas sus fuerzas hasta la orilla donde el dragón había aterrizado.

"Hola, dragón!" - gritó Tibo con voz amigable. "Soy un tiburón y me encantaría hacerte amigo!"

Drako se sorprendió al escuchar al tiburón hablarle. La mayoría de los animales marinos sólo se asustaban y se alejaban.

"Hola, tiburón..." - respondió Drako, un poco desconcertado. "No muchos quieren ser mis amigos."

"¡Pero yo sí!" - dijo Tibo entusiasmado. "¿Te gustaría jugar conmigo en el agua?"

Drako miró al tiburón, pensando que podría ser divertido jugar con alguien. Así que decidió intentarlo.

Juntos, comenzaron a jugar en el borde del océano. Tibo nadaba rápidamente, creando burbujas a su alrededor, mientras Drako volaba bajo, lanzando pequeñas ráfagas de aire que hacían que Tibo saltara por encima de las olas.

"¡Esto es increíble!" - gritó Tibo, mientras se reía. "Eres el mejor amigo que podría tener."

Pero no todo fue fácil. Cuando intentaron jugar a las escondidas, Drako se quedó atrapado en una red de pescadores que había caído al agua. Tibo nadó rápidamente hacia él.

"¡No te preocupes, Drako!" - exclamó Tibo. "Yo te ayudaré a salir!"

"Pero, ¿cómo? Eres solo un tiburón y yo soy un dragón grande."

"Si todos ayudamos, podremos lograrlo juntos!" - propuso Tibo con determinación. "Voy a buscar ayuda."

Tibo nadó velozmente hacia el arrecife donde vivían sus amigos tiburones y otros animales marinos.

"¡Necesito su ayuda!" - gritó cuando llegó. "Drako está atrapado y no puedo sacarlo solo!"

Los tiburones se miraron unos a otros, al principio dudando. Pero cuando Tibo describió la situación, todos se unieron.

"¡Vamos a ayudar a nuestro amigo!" - gritaron al unísono. Nadaron juntos hacia el lugar donde estaba Drako.

Con la ayuda de los otros tiburones y algunos peces valientes, comenzaron a rasgar la red hasta que finalmente liberaron a Drako.

"¡Gracias, amigos!" - dijo Drako, con lágrimas de gratitud en sus ojos. "No sabía que tenía tantos amigos."

Desde ese día, Tibo y Drako se convirtieron en los mejores amigos y enseñaron a otros en el océano que no importa el aspecto de uno, la verdadera amistad se basa en el corazón. Juntos, crearon un lazo indestructible que unió a todas las criaturas del mar y el cielo.

Y así, tiburones y dragones se hicieron amigos y juntos vivieron aventuras inolvidables en el océano y por los cielos, recordando siempre que la amistad es la magia más poderosa de todas.

FIN.

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