Una Amistad Inesperada
En la profunda y frondosa selva, donde los árboles son tan altos que parecen tocar el cielo, vivía un oso llamado Oso Selva. Era un oso grande y animal, con un corazón aún más grande, que siempre buscaba aventuras y disfrutaba de sus días comiendo miel y jugando con sus amigos los pájaros.
Un buen día, mientras Oso Selva estaba recolectando miel, escuchó una risa peculiar que resonaba entre los árboles. Curioso, decidió investigar. A medida que se acercaba, la risa se volvía más fuerte y más estruendosa.
Cuando llegó al lugar de donde provenía el sonido, encontró a una hiena que se reía sin parar por algo que había visto. La hiena se llamaba Risa y, al verlo, se detuvo y lo miró con picardía.
"¡Hola, Oso Selva! ¿Te gustaría que te cuente un chiste?" - preguntó Risa, con una sonrisa traviesa.
"Me gustaría, pero primero, ¿por qué te ríes tan fuerte?" - respondió Oso, algo confundido.
"¡Porque me encontré con un zorro que intentó asustarme!" - contestó Risa entre risas.
A Oso Selva no le hizo gracia la manera en que se reía la hiena. Para él, la risa de Risa era bastante molesta.
"¿Por qué siempre te ríes? A veces, las cosas son serias y deberías mostrar más respeto" - dijo Oso, sintiéndose incomprendido.
Risa se sorprendió por la respuesta de Oso. En su mente, la risa era la forma más divertida de ver el mundo.
"Pero, Oso, la vida es corta. Hay que reírse, incluso en los momentos difíciles. ¿No te gusta disfrutar de la vida?" - insistió Risa, algo decepcionada.
"La vida es importante y hay que tomarla en serio." - dijo Oso, sin darse cuenta de que se estaba tornándose un poco grosero.
Sin embargo, en ese momento, una gran tormenta se desató en la selva, y los relámpagos comenzaron a iluminar el cielo. Oso Selva, al ver que su hogar estaba en peligro, se preocupó.
"¡Oh no! Debo ir a proteger mi cueva de la tormenta!" - exclamó.
"¿Te ayudo? Tu cueva no está lejos de aquí, podríamos ir juntos" - ofreció Risa, con una mezcla de amabilidad y emoción.
"No te necesito, ¡puedo hacerlo solo!" - respondió Oso Selva, mientras corría hacia su hogar.
A medida que la tormenta empeoraba, Oso comenzó a sentir miedo. El viento aullaba y los árboles se movían peligrosamente. Recordó que su cueva era muy amplia y podía albergar a otros animales. Cuando llegó, encontró que sus amigos los pájaros también estaban asustados. Necesitaban ayuda para protegerse.
"¡Rápido! Debemos unirnos y escondernos!" - dijo Oso.
En ese momento, Risa apareció corriendo, empapada y golpeando la puerta de la cueva.
"¡Oso! ¡Te dije que te iba a ayudar!" - gritó, tratando de hacer que él mirara hacia ella.
"¡Pero yo no te necesito!" - le respondió Oso, sintiéndose avergonzado por su propia debilidad.
Pero Risa, aún así, entró en la cueva junto a él. Con los pájaros alrededor, empezaron a contar historias. Risa comenzó a contar chistes y a hacer que todos rieran.
"¿Saben cuál es el animal más antiguo? ¡La cebra! Porque está en blanco y negro desde hace mucho tiempo!" - exclamó Risa mientras todos estallaban en risas.
Oso, que al principio estaba molesto, comenzó a reírse también. Se dio cuenta de que, incluso en medio de la tormenta, las risas de Risa habían hecho que se sintiera más tranquilo.
"Tal vez tengas razón, Risa. Reírse a veces ayuda a enfrentar el miedo" - admitió Oso, sonriendo a pesar de la tormenta.
Cuando la tormenta cesó, Oso Selva y Risa salieron juntos de la cueva, empapados pero alegres. Oso, por primera vez, se dio cuenta de que podía aprender algo de la hiena.
"Gracias por estar aquí, Risa. Hoy me enseñaste que la risa no es una tontería, sino una forma de enfrentar los desafíos" - le dijo Oso, con su corazón lleno de gratitud.
"Y gracias a vos por permitirme estar a tu lado, Oso Selva. Somos diferentes, pero eso también nos hace mejores amigos" - respondió Risa, dándole un abrazo.
Desde ese día, Oso Selva y Risa se volvieron grandes amigos. Aprendieron a compartir sus diferencias y a enfrentar juntos tanto las risas como los desafíos de la vida en la selva. Así, los dos dieron un hermoso ejemplo de que la amistad no tiene barreras y que juntos, aunque diferentes, siempre se puede encontrar un camino hacia la alegría y la comprensión.
FIN.