Una Amistad Inesperada



Había una vez, en un denso bosque lleno de árboles altos y frescos, un tigre llamado Tano. Tano era fuerte y valiente, pero a la vez, un poco solitario. Pasaba sus días durmiendo bajo el sol, y sus noches cazando, ya que era el rey de la selva.

Un día, mientras Tano se estiraba bajo su árbol favorito al amanecer, escuchó un ruidito curioso. Mirando a su alrededor, vio que una pequeña ardilla llamada Pía saltaba de rama en rama, buscando nueces y semillas. Tano, intrigado, decidió acercarse a ella.

"Hola, pequeña", dijo Tano con su voz profunda, "¿qué haces tan temprano en la mañana?"

"Hola, Tigre. Estoy recolectando comida para mi almuerzo", respondió Pía con un brillo en sus ojos. "¿Te gusta comer nueces?"

"¡No!" dijo Tano riendo, "Soy un tigre y prefiero carne. Pero ¿sabías que hay un lugar en el bosque donde las nueces son más grandes y sabrosas?"

"No, pero me encantaría saber dónde está ese lugar", dijo Pía emocionada.

Tano decidió llevarla. Cruzaron un arroyo, caminaron por un sendero cubierto de hojas y llegaron a un claro iluminado por el sol donde las nueces eran más grandes y frescas. Pía no podía contener su alegría.

"¡Mirá cuántas nueces hay aquí!" exclamó Pía, saltando de felicidad.

Pero al poco rato, Pía se dio cuenta de que había llegado tarde para su almuerzo. Pensó en la historia que había aprendido de su abuela sobre cómo es importante compartir. Entonces, tuvo una idea.

"Tano, ¿te gustaría que compartiéramos un banquete?"

Tano, sorprendido por la propuesta, respondió:

"¿Compartir? Pero yo no como nueces."

"Pero podría enseñarte a hacer una deliciosa ensalada de frutas con todo lo que encontramos aquí. Sería divertido, y yo también estaría feliz. ¿Qué dices?"

Tano se rió de la idea, pero decidió darle una oportunidad a Pía. Pasaron el resto del día recolectando frutas y nueces, trabajando juntos para preparar la ensalada. Tano nunca había disfrutado tanto de un momento. Mientras cortaban las frutas, comenzaron a conversar.

"Tano, ¿nunca has tenido amigos?" preguntó Pía.

"No realmente. Siempre pensé que la selva era un lugar solitario para un tigre. Pero ahora me doy cuenta de que tener un amigo tiene su magia. ¿Por qué no hablamos más a menudo?"

Pía sonrió. "¡Claro! Los amigos hacen todo más divertido. Y así podrían intercambiar recetas. Cuando quieras, puedo enseñarte más sobre plantas y frutos."

A partir de ese día, Tano y Pía se volvieron inseparables. Pasaban las mañanas explorando juntos, compartiendo historias y cocinando nuevos platos. Tano enseñó a Pía a cazar en un claro cercano, y a su vez, Pía mostró a Tano cómo recolectar las mejores nueces y frutos del bosque.

Sin embargo, un día, mientras Pía buscaba nueces en el árbol más alto, el viento sopló fuertemente y rompió una rama, haciendo que casi cayera. Tano corrió rápidamente para atraparla.

"¡Tano!" gritó Pía, con miedo.

"No te preocupes, siempre estoy aquí para protegerte", dijo Tano alzándola con suavidad.

Después de ese incidente, Tano decidió construir un pequeño refugio para que Pía estuviera más segura mientras recolectaba sus frutos. Trabajaron juntos, y en poco tiempo, lograron construir un pequeño nido donde Pía podía resguardarse de los peligros del bosque.

"Gracias, Tano, por hacer este lugar tan especial. Te prometo que siempre estaré a tu lado, ¿verdad?" le dijo la ardilla.

Tano, con su corazón lleno de alegría por la amistad que había construido, respondió:

"Y yo siempre cuidaré de vos, Pía. A veces, la amistad aparece en los lugares más inesperados, y estoy tan agradecido de que nos hayamos encontrado en este bosque."

Desde entonces, Tano y Pía vivieron aventuras cada día, aprendiendo el valor de la amistad, la colaboración y la importancia de cuidarse mutuamente. Un tigre feroz y una ardilla pequeña demostraron que, aunque diferentes, podrían ser grandes amigos, creando lazos que nunca se romperían.

Y así, en el corazón del bosque, el tigre y la ardilla nos enseñaron que las amistades más improbables pueden florecer de las maneras más sorprendentes cuando nos apoyamos y compartimos juntos. Y siempre recordaron que los mejores momentos son los que se pasan en compañía, sin importar el tamaño de los amigos.

FIN.

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