Una Amistad Inesperada
Una vez en un bosque encantado, vivían tres cerditos llamados Pipo, Lalo y Nena. Cada uno construyó su casa: Pipo con paja, Lalo con madera y Nena con ladrillos. Aunque siempre eran felices jugando y explorando, había un lobo, llamado Lupo, que contaba historias aterradoras sobre él mismo.
"¡No se acerquen a mí!", solía gritar.
Un día, decidieron que era hora de conocer al lobo y entenderlo, en lugar de temerle. Acordaron una reunión en el claro del bosque.
"Lupo, ven a jugar con nosotros", sugirió Pipo, con un poco de miedo, pero decidido a hacer un nuevo amigo.
Los tres cerditos se acercaron y Lupo, sorprendido por la invitación, aceptó.
"¿Por qué querrían jugar conmigo? Soy un lobo y los cuentos dicen que soy malvado", protestó Lupo.
"Queremos conocerte, tal vez no seas tan malo como dicen", respondió Lalo.
Así fue que, en vez de asustarse entre sí, pasaron la tarde jugando a las escondidas y contando historias. Con cada risa, Lupo se dio cuenta de que no había razón para ser temido. Al final del día, el sol comenzaba a ocultarse detrás de los árboles.
"Espero que no tengan miedo de mí", dijo Lupo.
"No, ni un poquito", dijo Nena, sonriendo.
Con el tiempo, los cuatro personajes se volvieron amigos inseparables. Se ayudaban a construir cosas, organizaban picnics, y compartían sus sueños. Pero aún había un pequeño problema: los cerditos seguían temiendo que la gente del bosque no aceptara su amistad con un lobo.
Un día, decidieron hacer un gran festival en el bosque para presentar su nueva amistad a los demás animales. La idea era que todos vieran lo divertido que podría ser un lobo y tres cerditos trabajando juntos.
Lupo, emocionado, les dijo:
"¡Haré unas danzas especiales para el festival!"
Los cerditos pensaron que era una gran idea. Se prepararon haciendo pancartas y decoraciones, y Lupo se esforzó en su baile.
El día del festival, todos los animales del bosque llegaron. Cuando Lupo empezó a bailar, se la llevaron los versos de su propio estilo. Con sus saltos, logró hipnotizar a todos.
"¡Wow! ¡Miren cómo baila Lupo!", exclamó Nena, con los ojos brillantes.
Poco a poco, los otros animales empezaron a unirse a la fiesta, incluso aquellos que antes le tenían miedo a Lupo. Al final de la noche, Lupo estaba tan feliz como jamás lo había estado.
"¡Nunca imaginé que podría tener tantos amigos!", gritó lleno de alegría.
Desde ese día, los cerditos y Lupo se volvieron un símbolo de la amistad en el bosque. Sus historias de juegos, bailes, y risas se contaron de generación en generación, recordando a todos que la verdadera amistad no tiene que ver con la apariencia o con lo que digan los demás, sino con el amor y la comprensión que podemos brindarnos unos a otros, independientemente de nuestras diferencias.
Así, un lobo y tres cerditos juntos enseñaron a todos que la amistad puede vencer cualquier miedo.
"¡Ser diferentes es lo mejor!", celebraron juntos, bailando bajo la luz de la luna.
Y así vivieron felices, siempre recordando que la verdadera aventura comienza cuando abrimos nuestros corazones.
FIN.