Una Amistad Inesperada
Había una vez un pequeño cerdito llamado Tito, que vivía en una granja al borde del bosque. Tito era un cerdito curioso y alegre, siempre soñando con aventuras más allá de su hogar. Un día, decidió que quería conocer al temido Zorro, que todos en la granja decían que era astuto y peligroso. Tito sentía que, a pesar de los rumores, tal vez podía encontrar un amigo en él.
Con un ligero temblor en su pancita, Tito se adentró en el bosque. El sol brillaba alto y los pájaros cantaban mientras él trotaba con entusiasmo. Finalmente, llegó a la casa del Zorro, un pequeño refugio escondido entre los árboles. Con un poco de nerviosismo, Tito tocó la puerta.
"¿Quién es?" - preguntó una voz desde adentro. Era el Zorro, que estaba preparando un delicioso almuerzo.
"Soy Tito, el cerdito de la granja. He venido a conocerte" - dijo Tito con valentía.
El Zorro salió al umbral, miró al cerdito y sonrió, intrigado por su visita.
"¿A mí?" - exclamó el Zorro. "¿No te da miedo? Todos en la granja dicen que soy astuto y caprichoso."
Tito se encogió de hombros.
"He venido porque creo que todos merecen una oportunidad. Quizás podamos ser amigos."
El Zorro se sorprendió. Nadie le había dicho eso antes. Después de pensarlo un momento, decidió invitar a Tito a entrar.
"Bueno, ¿por qué no? Ven a probar mi estofado de bayas. Te prometo que no es nada peligroso."
Mientras se sentaban a la mesa, los dos comenzaron a platicar y reír. Tito compartió historias sobre la granja, mientras el Zorro contaba sobre sus ávidos días en el bosque. Pero, de repente, el Zorro se detuvo y su rostro se tornó serio.
"Tito, hay algo de lo que debo advertirte. Algunos de mis amigos no son tan amistosos y vienen a jugar con intenciones distintas. Hay un lobo que busca hacer travesuras y podría no gustarle tu presencia aquí."
Tito se sintió un poco asustado, pero también valiente.
"Si trabajamos juntos, quizás no te pueda hacer daño. Podemos idear un plan."
El Zorro, sorprendido por el coraje de su nuevo amigo, asintió. Juntos, comenzaron a pensar en cómo podían enfrentar al lobo. Tito sugirió que podrían hacer una fiesta en el bosque e invitar a todos los animales. Así todo el mundo podría conocerse y las tensiones se desvanecerían.
"Eso suena genial, Tito. Sería una gran manera de mostrar que todos pueden ser amigos" - dijo el Zorro entusiasmado.
Y así, comenzaron a organizar la fiesta. Invitaron a todos los animales: liebres, ciervos y hasta el lobo. El Zorro temía que el lobo pudiera arruinar todo, pero Tito le aseguró que todo saldría bien.
El día de la fiesta llegó y el bosque estaba lleno de risas y música. Cada animal trajo algo para compartir: frutas, miel y ramitas para bailar. Todo iba de maravilla hasta que apareció el lobo.
"¿Qué hacen aquí todos los débiles?" - gruñó el lobo, intentando asustarlos.
Pero, en lugar de huir, Tito se armó de valor.
"Estamos celebrando la amistad, querido lobo. Te invitamos a unirte a nosotros. Todos tenemos algo que aportar, incluyendo vos."
El lobo se quedó boquiabierto. Nadie jamás se lo había dicho así. Miró a su alrededor y vio a los otros animales disfrutando juntos. Poco a poco, la rabia en su voz se disolvió.
"¿Quizás pueda probar un poco de esa miel?" - preguntó tímidamente el lobo.
Tito y el Zorro se miraron y sonrieron.
"¡Claro! Ven, tenemos suficiente para todos!" - dijo Tito.
El lobo se unió a la fiesta, y todos compartieron, rieron y disfrutaron juntos. Al final del día, el Zorro miró a Tito con orgullo.
"Ves, Tito, gracias a tu valentía y amabilidad, hemos hecho un nuevo amigo."
"La amistad puede superar cualquier miedo" - respondió Tito con una sonrisa.
Desde ese día, Tito y el Zorro se hicieron inseparables, y juntos aseguraron que el bosque sea un lugar de creatividad, diversión y amistad, donde todos los animales, sin importar de dónde venían, se sintieran bienvenidos.
FIN.