Una amistad inesperada



Había una vez, en un pequeño granja en el campo argentino, un perro llamado Rocky y una oveja llamada Lola. Vivían juntos desde que eran cachorros y siempre habían sido los mejores amigos.

Pasaban sus días jugando y explorando la granja, sin embargo, había algo que no les gustaba: el pollo Tomás. Tomás era un pollo muy peculiar. Siempre estaba tratando de entrometerse en las actividades de Rocky y Lola.

Les seguía a todas partes e intentaba ser parte de su diversión, pero esto molestaba mucho a los dos amigos. Cada vez que Tomás se acercaba, Rocky gruñía y Lola le daba cabezazos para alejarlo.

Un día soleado, mientras Rocky y Lola estaban descansando debajo de un árbol, Tomás se acercó nuevamente con una sonrisa en su pico. "¡Hola amigos! ¿Puedo jugar con ustedes?", preguntó emocionado. Rocky gruñó fuertemente mientras Lola lo miraba con desdén.

"No queremos jugar contigo", respondieron al mismo tiempo. Tomás bajó la cabeza tristemente y se alejó lentamente hacia el gallinero. Estaba realmente decepcionado por no poder hacer amigos con los otros animales de la granja.

Mientras tanto, Rocky comenzó a sentirse culpable por haber sido tan grosero con Tomás. Se dio cuenta de que todos merecen tener amigos y ser aceptados tal como son. Decidió ir a buscar a Tomás para disculparse.

Corrió hasta el gallinero donde encontró a Tomás solitario entre las demás gallinas. "Tomás, lo siento mucho por haber sido tan grosero contigo. Deberíamos ser amigos", dijo Rocky sinceramente. Tomás levantó la cabeza y miró a Rocky con sorpresa.

"¿En serio? ¿Quieres ser mi amigo?"Rocky asintió con una sonrisa amistosa. "Sí, todos merecen tener amigos, incluso tú". Tomás saltó de alegría y se acercó a abrazar a Rocky. A partir de ese momento, los dos se convirtieron en amigos inseparables.

Cuando Lola vio lo bien que Rocky y Tomás se llevaban, decidió darle una oportunidad al pollo también. Se acercó lentamente y les dijo: "Perdón por haber sido tan terca antes, Tomás. También quiero ser tu amiga". Tomás no podía creerlo.

Ahora tenía dos nuevos amigos que aceptaban su compañía sin importar qué. Desde aquel día, Rocky, Lola y Tomás pasaron el tiempo juntos en la granja. Descubrieron que cada uno tenía habilidades únicas que podían compartir entre sí.

Rocky era valiente y protector, Lola era inteligente y astuta, mientras que Tomás era rápido e ingenioso. Juntos formaron un equipo increíblemente fuerte y demostraron que la diversidad es maravillosa cuando aprendemos a valorar las cualidades únicas de cada individuo.

La granja se llenó de risas y juegos gracias a esta inesperada amistad entre un perro valiente, una oveja astuta y un pollo ingenioso.

Y así fue como Perro, Oveja y Pollo descubrieron el poder del perdón y la importancia de aceptarse mutuamente, sin importar nuestras diferencias.

FIN.

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