Una Amistad Inesperada



Uma era una nena de 12 años muy curiosa y llena de energía. Un día, mientras paseaba por el parque de su pequeño pueblo, notó que un chico nuevo estaba llegando: Fran. Tenía cara de tímido y no parecía muy seguro de sí mismo.

"Hola, soy Uma. ¿Eres nuevo por acá?", preguntó Uma con una sonrisa.

"Sí, me llamo Fran. Me mudé ayer", respondió él, mirando al suelo.

"Genial, ¡quiero mostrarte el parque! Aquí hay un montón de cosas divertidas para hacer", continuó Uma, tratando de animarlo.

Fran sonrió débilmente, pero en su interior había algo que lo preocupaba. Muchas veces, se sentía solo porque tenía un amigo imaginario llamado Lúcio, que lo acompañaba a donde fuera. Lúcio era divertido y siempre sabía cómo hacer reír a Fran, pero sabía que nadie más podía verlo. Así que, al conocer a Uma, tuvo miedo de que ella no lo aceptara si se enteraba de su secreto.

Una mañana, mientras Uma y Fran jugaban a buscar tesoros en el parque, Uma encontró una extraña piedra brillante. "¡Mirá esto, Fran!", exclamó emocionada. Fran se acercó con curiosidad, pero en su mente, Lúcio le dijo:

"Podrías hacer que Uma se divierta más si le cuentas sobre mí. Pero, ¿y si no le gusta?"

Fran se quedó en silencio, pensando. Mas, en vez de hablar de Lúcio, decidió unirse a Uma en su aventura. Juntos jugaron, corrieron y exploraron escondites secretos.

Días después, Uma comenzó a notar que Fran actuaba de manera un poco extraña. A veces lo veía sonreír solo, o hablaba y reía en momentos en que ella no decía nada. Una tarde, mientras estaban sentados en un tronco, Uma decidió preguntar:

"Fran, ¿te gusta mucho jugar solo en tu cabeza?" - dijo con curiosidad.

"No, no es eso... a veces me imagino cosas, pero es... diferente", contestó él, sintiendo que no podía compartir su secreto.

A medida que pasaron las semanas, la amistad entre Uma y Fran creció. Fran se sintió cada vez más cómodo, pero el miedo a que la verdad lo alejara de Uma lo mantenía en silencio. Una noche, antes de dormir, Fran decidió que tenía que ser honesto con Uma y encontrar una manera de poder hablar de Lúcio.

Al día siguiente, mientras jugaban a la escondida, Fran finalmente se armó de valor y le dijo a Uma:

"Uma, tengo algo que contarte. Tengo un amigo que nadie más puede ver... se llama Lúcio. "

"No sé si me creerás... pero es muy divertido y es como parte de mí. "

Uma lo miró con sorpresa, y luego con una gran sonrisa. "¡Eso es genial! ¡Yo siempre quise tener un amigo imaginario! ¿Qué hace?"

Fran se sintió aliviado. "A veces hace cosas locas, y me ayuda a sentirme menos solo."

"Nunca pensé que eso podría ser tan divertido. ¡Quiero conocerlo!", exclamó Uma emocionada.

Así fue como Uma decidió ayudar a Fran a mostrar a Lúcio en su mundo. Juntos, se les ocurrió una idea: Fran dibujaría a Lúcio en una hoja durante sus juegos, mezclando sombras y colores para representarlo.

Lo llamaron "Lúcio el aventurero" y, a través de los dibujos, Uma pudo verlo a su manera. De esta forma, Fran se sintió más seguro y feliz, y Lúcio se convirtió en parte de su amistad.

Pasaron los días y en cada aventura, Uma y Fran creaban historias en donde Lúcio también participaba. Lúcio los ayudó a resolver misterios en el pueblo, a encontrar tesoros escondidos en el parque, y hasta a convencer a los demás chicos a que venían a jugar juntos.

"¿Viste que no hace falta ocultarlo?", le dijo Uma a Fran una tarde.

"A veces la imaginación es la mejor parte de la amistad. ¡Estamos juntos en esto!"

Fran sonrió. Había logrado abrir su corazón, no solo a Uma, sino también a todos sus nuevos amigos.

Una mañana, Fran se dio cuenta de que ya no se sentía solo y que su amistad con Uma y el grupo de nuevos amigos era real. Aunque Lúcio no era visible para ellos, su magia había ayudado a unir a todos, y eso lo hacía sentir especial.

FIN.

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