Una Amistad Inesperada
Había una vez en un hermoso prado, un caballo llamado Ciri. Ciri era un caballo lleno de energía y alegría, siempre galopando por los campos y disfrutando de la vida. Un día, mientras exploraba un rincón del bosque, se encontró con un lobo llamado Aksel. A diferencia de lo que Ciri había escuchado, Aksel no era feroz ni malvado; de hecho, era amistoso y le gustaba conversar.
"Hola, soy Ciri. ¿Te gustaría ser mi amigo?" - preguntó el caballo.
"¡Hola, Ciri! Soy Aksel. Me encantaría ser tu amigo, pero hay un problema. Las mamás de los caballos piensan que los lobos son peligrosos" - respondió el lobo con una sonrisa amable.
Ciri se preocupó un poco, pero estaba seguro de que Aksel era diferente. Sin embargo, cuando regresó a casa y le habló a su mamá sobre su nuevo amigo, ella se puso muy seria.
"¡Ciri! No debes acercarte a los lobos. Son cazadores y pueden hacerte daño" - dijo su mamá con voz firme.
"Pero mamá, Aksel es bueno. Siempre está sonriendo y solo quiere ser mi amigo" - insistía Ciri.
"No, Ciri. Un lobo nunca puede ser amigo de un caballo. Escucha lo que te digo" - le respondió su mamá.
Ciri, aunque estaba triste, decidió no desanimarse. Sabía que Aksel no era malo, así que un día decidió que haría algo especial. Quería demostrarle a su mamá que Aksel era en realidad un lobo bueno.
Ciri pensó en una idea brillante. Se acordó de un evento que se celebraría en el prado, una competencia de saltos en la que todos los animales participarían.
"¿Y si Aksel puede ayudarme?" - pensó Ciri. Así que un día, sin que su mamá lo supiera, fue al bosque para hablar con Aksel.
"Aksel, quiero que me ayudes en la competencia. Si lo haces bien, mi mamá podría cambiar de opinión sobre ti" - le explicó.
"¡Por supuesto, Ciri! Haré todo lo que pueda para ayudarte" - contestó Aksel con entusiasmo.
Aksel y Ciri se entrenaron juntos todos los días hasta el día de la competencia. Aksel se aseguraba de no asustar a los otros animales y siempre mostraba su mejor comportamiento. Cuando llegó el gran día, Ciri estaba un poco nervioso, pero sabía que tenía a su amigo a su lado.
Durante la competencia, Ciri tuvo un momento difícil con un obstáculo grande.
"¡Vamos, Ciri! ¡Tú puedes!" - gritó Aksel desde un costado, animándolo. Ciri tomó aire y se lanzó hacia el salto, logrando superarlo con gracia.
Todos los animales aplaudieron y se asombraron de lo talentoso que era Ciri. Sin embargo, lo más impresionante fue cuando Ciri y Aksel terminaron trabajando juntos para ayudar a un pequeño conejito que se había quedado atrapado en un arbusto.
"No te preocupes, pequeño amigo. ¡Nosotros te ayudaremos!" - dijo Aksel, usando su astucia para liberar al conejito.
Al ver todo esto, la mamá de Ciri se dio cuenta de que Aksel no solo era un lobo amigable, sino también valiente y amable.
"Ciri, lo siento. Creo que he juzgado mal a tu amigo" - le dijo su mamá con un tono de reflexión.
"¡Te lo dije, mamá! ¡Aksel es bueno!" - exclamó Ciri emocionado.
Desde ese día, la mamá de Ciri aceptó a Aksel como parte del grupo. Los tres se convirtieron en inseparables y demostraron que la verdadera amistad no conocía límites.
Moral: No juzgues a un libro por su tapa; la verdadera naturaleza de alguien se revela a través de las acciones y el corazón.
FIN.