Una Amistad Multicolor


Rose era un unicornio muy especial, tenía un pelaje rosa brillante y una larga melena de color lavanda. Pero a pesar de su belleza, se sentía muy solo en el bosque donde vivía.

Un día, mientras caminaba por el bosque buscando compañía, Rose vio algo que nunca había visto antes. Era un pequeño ser con alas multicolores que revoloteaba entre las flores del prado. El unicornio se acercó lentamente y descubrió que era un hada llamada Arcoiris.

"¡Hola! Soy Rose", dijo el unicornio tímidamente. "¡Hola! Yo soy Arcoiris", respondió el hada con una sonrisa amistosa. Rose y Arcoiris pasaron mucho tiempo juntos ese día, jugando en el prado y explorando el bosque.

A pesar de ser tan diferentes, se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común: les gustaba la naturaleza, la música y contar historias divertidas. Pero esa noche, cuando llegó la hora de dormir, Rose comenzó a sentirse triste otra vez.

Sabía que al día siguiente tendría que despedirse de su nueva amiga porque los unicornios no podían volar como lo hacían las hadas. Arcoiris notó la tristeza en los ojos del unicornio y le preguntó qué estaba mal.

Entonces Rose le explicó su preocupación sobre tener que decir adiós al final del día. "No te preocupes", dijo Arcoiris con una sonrisa tranquilizadora. "Aunque somos diferentes, podemos seguir siendo amigos para siempre".

Y así fue como Rose aprendió una valiosa lección: aunque todos somos diferentes en algún aspecto, eso no significa que no podamos ser amigos y apreciar nuestras diferencias.

Desde ese día en adelante, Rose y Arcoiris se convirtieron en los mejores amigos del bosque y nunca más se sintieron solos.

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