Una amistad prehistórica


Había una vez en la prehistórica tierra de los dinosaurios, un pequeño y amigable dinosaurio llamado Dino, que anhelaba tener un amigo con quien compartir aventuras.

Dino era de buen corazón y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, pero por desgracia, todos los dinosaurios de su especie le tenían miedo por su apariencia feroz.

Un día, mientras caminaba por el bosque en busca de hojas para su cena, se encontró con un enorme y temible T-Rex llamado Rex. A pesar de sus afilados dientes y su imponente tamaño, Dino decidió acercarse a él con valentía en busca de una verdadera amistad. "¡Hola! Soy Dino. ¿Quieres ser mi amigo?" -dijo Dino con una sonrisa nerviosa.

Rex lo miró sorprendido, nadie nunca se le había acercado sin temor. Después de unos momentos de silencio, finalmente respondió:"¿Amigos? ¿Tú y yo? ¡Imposible! Soy un feroz T-Rex y tú... bueno, eres muy diferente a mí.

"Dino sintió tristeza al escuchar las palabras de Rex, pero no se dio por vencido. "Sé que somos diferentes, pero eso no significa que no podamos ser amigos. Todos merecemos una oportunidad para demostrar quiénes somos realmente.

"Rex reflexionó sobre las palabras de Dino y poco a poco comenzó a darse cuenta de que la amistad no tiene límites ni barreras. Con el tiempo, Dino y Rex empezaron a pasar tiempo juntos.

Descubrieron que tenían más cosas en común de lo que pensaban: les gustaba explorar el bosque juntos, jugar carreras e incluso compartir sus comidas favoritas. Un día, mientras jugaban cerca del volcán activo del valle, una roca gigante se desprendió y bloqueó la salida.

Sin pensarlo dos veces, Rex empujó a Dino hacia un lugar seguro antes de quedar atrapado bajo la roca ardiente. "¡Rex! ¡No me abandones!" -gritó Dino desesperado.

Pero entonces algo increíble sucedió: con todas sus fuerzas combinadas, Dino logró mover la roca lo suficiente como para liberar a Rex. Desde ese día en adelante, la amistad entre Dino y Rex se fortaleció aún más.

Se convirtieron en inseparables compañeros que demostraron al mundo entero que la verdadera amistad va más allá de las diferencias externas.

Y así fue como en aquella tierra antigua donde reinaban los dinosaurios ferozmente grandes o pequeños como nuestro querido protagonista; dos almas dispares encontraron en el otro aquello que tanto anhelaban: una verdadera amistad basada en el respeto mutuo y el amor incondicional.

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