Una amistad sin límites


Había una vez en un valle muy lejano, un cíclope llamado Ciro. Ciro era diferente a los demás cíclopes, ya que en lugar de ser temible y gruñón, él era tierno y amable.

Su pasión eran las fresas, y cada cierto tiempo salía de su cueva para buscar las más jugosas y deliciosas.

Un día, mientras caminaba por el valle en busca de fresas, escuchó a unos animales comentando sobre un lago cercano donde se decía que habitaba un tiburón con tatuajes muy peligroso. A pesar del miedo que sentía, la curiosidad por conocer al tiburón lo impulsó a acercarse al lago. Al llegar al lago, vio asomarse la cabeza del tiburón con tatuajes.

El tiburón parecía feroz, pero para sorpresa de Ciro, comenzó a hablar con voz suave y amigable:- ¡Hola amigo cíclope! Soy Tobías, el tiburón con tatuajes.

¿Qué te trae por aquí? Ciro quedó perplejo al ver la amabilidad del tiburón y decidió contarle sobre su amor por las fresas. Tobías sonrió y le dijo:- ¡Yo puedo ayudarte a cruzar el lago para encontrar las mejores fresas del otro lado! Será divertido ser amigos.

Sin dudarlo, Ciro aceptó la ayuda de Tobías y juntos idearon un plan para cruzar el lago sin problemas. Tobías nadaba adelante marcando el camino seguro para que Ciro lo siguiera sin dificultades.

Durante el trayecto, Tobías contó historias fascinantes sobre sus viajes submarinos e incluso enseñó a Ciro algunas canciones divertidas. La travesía se convirtió en una experiencia emocionante y enriquecedora para ambos. Finalmente llegaron al otro lado del lago donde crecían las fresas más grandes y sabrosas que Ciro había visto jamás.

Lleno de alegría y gratitud hacia su nuevo amigo Tobías, compartieron las fresas mientras conversaban animadamente. - ¡Gracias por tu amistad y por ayudarme a cumplir mi sueño de encontrar estas maravillosas fresas! - dijo Ciro emocionado.

- ¡Ha sido un placer compartir esta aventura contigo! Los amigos siempre están ahí para apoyarse mutuamente - respondió Tobías con una sonrisa sincera.

Desde ese día, Ciro y Tobías se volvieron inseparables amigos que exploraban juntos el valle en busca de nuevas aventuras. Aprendieron que la verdadera amistad no conoce límites ni diferencias, solo necesita amor y comprensión.

Y así, entre risas y juegos, demostraron al mundo que incluso criaturas tan distintas como un cíclope tierno y un tiburón con tatuajes pueden forjar una amistad sólida basada en el respeto mutuo. Y colorín colorado este cuento lleno de magia ha terminado pero su mensaje perdurará por siempre: la amistad no tiene barreras cuando se cultiva desde el corazón.

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