Una Amistad Sin Prejuicios



Había una vez un pequeño cocodrilo llamado Coco que vivía en un hermoso bosque junto a sus amigos: Pato, Pingüino, Jirafa y Pez. A pesar de tener compañeros con quienes jugar, Coco se sentía triste y solo.

Cada día, cuando llegaba la hora de ir al colegio, Coco se escondía detrás de los arbustos. No quería enfrentarse a las burlas y discriminación que recibía por parte de sus compañeros.

El pato siempre le decía que era feo y el pingüino se reía de su piel rugosa. La jirafa lo miraba desde arriba con desprecio y el pez no quería nadar cerca de él por miedo a ser devorado.

Un día soleado, mientras Coco estaba escondido entre los árboles llorando en silencio, un oso amigable llamado Bruno pasó por allí. Al notar la tristeza del pequeño cocodrilo, decidió acercarse para hablar con él.

Bruno se sentó junto a Coco y le preguntó: "¿Qué te pasa, pequeño amigo? ¿Por qué estás tan triste?". Coco levantó la cabeza sorprendido al ver que alguien se preocupaba por él. Entre sollozos, explicó cómo sus compañeros lo discriminaban por su apariencia.

El oso escuchó atentamente y luego le dijo con ternura: "Coco, todos somos diferentes en este mundo. Algunos tenemos manchas en nuestra piel o características únicas como tú. Pero eso no nos hace menos valiosos ni menos dignos de amor y amistad".

Coco secó sus lágrimas y miró al oso con esperanza. "¿De verdad crees eso, Bruno?", preguntó. "Claro que sí", respondió el oso.

"Ahora mismo, voy a hablar con tus compañeros y les enseñaré la importancia de aceptar y respetar a los demás tal como son". Bruno fue en busca de Pato, Pingüino, Jirafa y Pez. Los reunió en un círculo y les habló sobre la importancia de no juzgar a las personas por su apariencia.

"Pato, ¿acaso tú no tienes manchas en tu plumaje? Y tú, Pingüino, ¿no eres diferente porque caminas torpemente en lugar de volar? Jirafa, tus largas patas pueden ser admiradas por su belleza única.

Y Pez, nadie debería tener miedo solo porque eres diferente bajo el agua". Los animales se miraron entre sí avergonzados por sus acciones pasadas. Se dieron cuenta de lo equivocados que habían estado al discriminar a Coco solo por ser diferente. Desde ese día, todos se hicieron amigos inseparables.

Coco ya no se sentía solo ni triste porque había aprendido que la verdadera amistad va más allá del aspecto físico.

El bosque se llenó de risas y juegos entre los cinco amigos: Coco el cocodrilo valiente, Pato el divertido nadador, Pingüino el gracioso caminante torpe pero elegante nadador, Jirafa con su largo cuello siempre dispuesta a ayudar y Pez deslizándose felizmente bajo el agua.

Y así es como Coco descubrió que era especial tal como era y que la verdadera amistad no se basa en el aspecto físico, sino en el amor y respeto mutuo.

FIN.

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