Una Aventura de Amigos en el Bosque



Era un hermoso día de primavera en el colegio ‘Rincón de Amigos’. Los alumnos de cuarto grado estaban muy emocionados porque iban a hacer una excursión al bosque cercano. La maestra, la Sra. Marta, había planeado un día lleno de actividades divertidas y aprendizajes.

Mientras todos esperaban en el patio, Maxi, uno de los más entusiastas, dijo: "¡No puedo esperar más! Va a ser genial ver todos esos árboles y animales."

Sofía, su mejor amiga, sonrió y comentó: "Y aprenderemos sobre la naturaleza. ¡Es una gran oportunidad para conocer!"

Sin embargo, en una esquina del patio, se encontraba Franco, un chico nuevo, sintiéndose un poco solo y nervioso. Había llegado al colegio hacía poco y no había logrado hacer amigos. Miss Marta, al notar su expresión, decidió hablar con él.

"Hola, Franco. ¿Todo bien? ¿Estás emocionado por la excursión?"

"Sí, un poco... pero... no tengo con quién ir. Todos parecen tener grupos..." respondió Franco, bajando la mirada.

"No te preocupes, siempre puedes unirte a un grupo. La amistad comienza en la aventura, ¿sabes?" animó la maestra.

Durante el viaje en el micro, Maxi y Sofía se dieron cuenta de que Franco estaba sentado solo y decidieron invitarlo a unirse.

"Franco, vení con nosotros. Hay espacio aquí, y así podés conocer más de la excursión juntos" propuso Sofía.

"Gracias, chicos. No sabía si podía unirme, pero me encantaría" respondió con una sonrisa Franco.

La excursión comenzó con una caminata por el bosque. La naturaleza los rodeaba, con árboles altos y animales correteando. Mientras caminaban, Sofía se adentró un poco más y exclamó: "¡Miren, un pájaro azul! ¡Qué bonito!"

Maxi, con gran emoción, añadió: "¡Vamos a acercarnos!"

Sin embargo, en su afán de ver al pájaro, Maxi dio un paso en falso y terminó cayendo en un charco de barro.

"¡Ay, no! ¡Qué desastre!" dijo Maxi, riéndose y sintiéndose un poco avergonzado.

Franco, al verlo, sintió una punzada de empatía.

"No te preocupes, Maxi. Todos tenemos días en los que las cosas no salen como queremos. ¡Es solo barro!"

"Tenés razón, Franco. Gracias por entender. A veces me frustro un poco de más", admitió Maxi.

Mientras continuaban su caminata, la Sra. Marta propuso un juego en equipo donde debían trabajar juntos para realizar distintas actividades. En grupos, debían recoger objetos naturales y hacer una manualidad.

Franco se emocionó cuando Maxi le dijo: "¿Querés ser parte de nuestro equipo, Franco? Así podríamos hacer algo genial juntos".

"¡Claro! ¿Qué idea tienen?" preguntó feliz.

Trabajaron con entusiasmo y risas, creando una hermosa guirnalda de hojas y flores. Sin embargo, al terminar, se dieron cuenta de que el equipo de otros compañeros había creado una estructura mucho más grande y colorida.

Maxi, sintiéndose un poco desanimado, dijo: "No sé si estamos haciendo las cosas bien, como que no brillamos como ellos..."

Franco, sin pensarlo demasiado, respondió: "Pero trabajamos juntos y nos divertimos. No siempre se trata de ser el mejor, sino de disfrutarlo. ¡Miren qué linda queda nuestra guirnalda!"

"Tenés razón, Franco. ¡Yo también estoy orgulloso de lo que hicimos!" sonrió Sofía.

Al final del día, todos se reunieron alrededor de una fogata para compartir historias. Franco, sintiéndose más cómodo, comenzó a contar sobre su vida anterior y cómo le costó adaptarse al nuevo colegio.

"A veces, siento que estoy solo. Pero hoy me doy cuenta de que tengo amigos aquí. Gracias a ustedes por hacerme sentir parte de su grupo".

"Siempre serás parte de nuestra amistad, Franco. ¡Y siempre podemos pasar más tiempo juntos!" dijo Maxi.

La Sra. Marta observaba con orgullo a sus alumnos. Les recordó la importancia del respeto y la empatía, y cómo incluso en momentos de soledad, se puede encontrar un lugar donde pertenecer.

"Chicos, lo que hemos aprendido hoy va más allá del bosque. Se trata de los vínculos que formamos y cómo podemos apoyar a otros. La verdadera amistad se nutre de respetar y cuidar a quienes están a nuestro alrededor. Recuerden siempre eso".

De regreso al pueblo, el micro estaba lleno de risas y charlas animadas, pero también se sentía algo más: un nuevo lazo de amistad.

Y así, la excursión no solo les enseñó sobre la naturaleza, sino también sobre la importancia del respeto, el perdón y la empatía entre ellos. Al final del día, Franco ya no se sentía solo; había encontrado amigos con quienes compartir historias.

Y así, con el corazón alegre, se despidieron, sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier aventura.

FIN.

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