Una aventura de fuerza y agilidad



Había una vez, en lo más profundo de la selva, un grupo de animales muy perezosos. Todos los días se la pasaban holgazaneando y comiendo sin parar.

El león dormía bajo la sombra de un árbol, el elefante se revolcaba en el barro y la jirafa no hacía más que estirar su cuello para alcanzar las hojas altas. Un día, llegó a la selva un flamante entrenador llamado Pedro.

Tenía una gran experiencia en ayudar a los animales a ponerse en forma y estaba decidido a cambiar la actitud perezosa de aquellos habitantes selváticos.

Pedro reunió a todos los animales alrededor de él y les dijo: "¡Amigos! Ha llegado el momento de hacer ejercicio y ponerse en forma. Si queremos ser fuertes y saludables, tenemos que mover nuestros cuerpos". Los animales miraron con desconfianza al entrenador, pero decidieron darle una oportunidad. Así comenzaron las clases de ejercicios.

Pedro enseñó al león cómo correr rápido para cazar su comida, al elefante cómo levantar troncos pesados para fortalecer sus músculos y a la jirafa cómo hacer estiramientos adecuados para evitar lesiones. Al principio, los animales se sentían cansados y desmotivados.

Pero poco a poco empezaron a notar cambios positivos en sus cuerpos. El león ya no se cansaba tan rápido cuando perseguía una presa, el elefante tenía más fuerza para cargar cosas pesadas y la jirafa podía alcanzar las hojas altas sin problemas.

Un día, mientras todos los animales estaban en plena sesión de ejercicios, un grupo de cazadores furtivos se acercó sigilosamente a la selva. Estaban buscando animales para capturarlos y venderlos ilegalmente.

Cuando los cazadores llegaron al claro donde estaban haciendo ejercicio, quedaron sorprendidos al ver a los animales tan fuertes y rápidos. Intentaron atrapar al león, pero este corrió tan velozmente que logró escapar.

Luego intentaron capturar al elefante, pero este levantó un tronco con su trompa y ahuyentó a los cazadores. La jirafa, con su cuello largo y ágil, pudo ver desde lejos el peligro y alertó a todos los demás animales.

Juntos pudieron planear una estrategia para enfrentarse a los cazadores furtivos y proteger su hogar. Gracias a su fuerza y agilidad adquiridas mediante el ejercicio diario, lograron derrotar a los cazadores y salvarse de ser capturados.

Desde ese día, todos los animales entendieron la importancia de hacer ejercicio no solo para estar fuertes físicamente, sino también para protegerse de cualquier peligro que pudiera acechar en la selva.

Y así fue como aquel grupo de animales perezosos se convirtió en una familia unida que cuidaba su salud y estaba siempre preparada para defender su hogar. Aprendieron que hacer ejercicio no solo era divertido, sino también necesario para tener una vida larga y feliz en la maravillosa selva donde vivían.

FIN.

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