Una Aventura de Servicio



Era una mañana soleada en la ciudad de Bellavista. Los Leos, un grupo de jóvenes entusiastas, estaban reunidos en la plaza principal para discutir nuevas ideas que pudieran servir a su comunidad. Todos sonaban emocionados, pero nadie parecía tener una idea clara.

"Che, ¿qué les parece si hacemos un festival?" propuso Clara, una de las Leos más creativas.

"Pero, ¿de qué se trataría?", preguntó Lucas, con los brazos cruzados.

"Podríamos hacer un día de juegos, comida y actividades para los chicos del barrio", sugirió Carla, animándose.

"¡Sí! Pero no podemos hacerlo solos. Necesitamos a los Leones para ayudar", añadió Julián.

La idea comenzó a tomar forma y todos los miembros decidieron que sería una excelente oportunidad para colaborar con los Leones, un grupo de adultos que también estaban comprometidos con el bienestar de la comunidad.

Al día siguiente, los Leos se reunieron con los Leones en el centro comunitario. Allí estaban Don Ricardo, un León amable y lleno de historias, y Doña Marta, conocida por su delicioso brownies.

"Hola, chicos. ¿Qué traen para nosotros?", preguntó Don Ricardo, arqueando una ceja.

"Queremos hacer un festival en el parque para reunir a la comunidad. Será un día de juegos y compartir", dijo Clara, con una gran sonrisa.

Los Leones comenzaron a intercambiar ideas y, poco a poco, el festival cobró vida. Organizaron diferentes estaciones: una de juegos de mesa, una de dibujo al aire libre, una de deportes, y otra para preparar comida típica junto a Doña Marta.

Mientras tanto, Clara tenía una idea brillante: "Podríamos hacer una búsqueda del tesoro por todo el parque. Los grupos tendrían que encontrar pistas y realizar tareas especiales para ganar sorpresas".

"¡Eso es! Pero me parece que tenemos que hacer las pistas ingeniosas", propuso Lucas, emocionado.

Día tras día, los Leos y Leones trabajaron juntos y pusieron sus corazones en la planificación. Sin embargo, después de una semana de trabajo, Clara escuchó rumores de que una tormenta se acercaba.

"¡Chicos! No puede ser, la previsión dice que se viene una lluvia terrible el día del festival", dijo Clara preocupada.

"Pero ya hemos trabajado tanto. No podemos suspenderlo", opinó Julián, mirando a los demás.

"Creo que podríamos hacer un plan B. Si llueve, podemos hacer el festival en el centro comunitario", sugirió Doña Marta.

Acordaron que, pase lo que pase, el festival se llevaría a cabo. Al llegar el día, los Leones y Leos se despertaron con la lluvia cayendo sin parar. Clara miró por la ventana, con los ojos llenos de tristeza.

"Esto no puede estar pasando…", murmuró.

"No te preocupes. Vamos a hacer que esto funcione. ¡A trabajar!", le dijo Lucas, dándole una palmada en la espalda.

Con rapidez, comenzaron a mover todo el material al centro comunitario. Cuando todo estuvo listo, la lluvia cesó y los primeros rayos de sol aparecieron entre las nubes.

Los niños comenzaron a llegar, riendo y llenos de energía. La búsqueda del tesoro fue un éxito, las actividades de juegos resonaban en cada rincón, y Doña Marta hizo que todos se chuparan los dedos con sus brownies.

"¡Miren! Están encontrando las pistas como locos!", exclamó Clara, mientras veía cómo los chicos se divertían.

"Es genial, equipo. Todos están disfrutando", agregó Don Ricardo, con una sonrisa de satisfacción.

Al final del día, todos los participantes se reunieron para agradecer a los Leos y Leones.

"Gracias, de verdad. Hoy fue el mejor día de todos", dijo una nena con una cara llena de chocolate.

"¡Sí! Queremos más festivales así!", corearon en unísono varios niños.

Con una sonrisa en sus rostros, los Leos y Leones se miraron, entendiendo que juntos podían hacer cosas increíbles. No importa si llueve o truena, la comunidad siempre encontraría la manera de unirse y hacer brillar el día.

"La próxima vez, ¡hagamos un festival de invierno!", propuso Clara, con una chispa en los ojos.

"Y que no falte el chocolate caliente", rió Doña Marta, mientras los demás aplaudían, listos para nuevas aventuras.

FIN.

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