Una Aventura de Verano
Era un brillante día de verano, el sol lucía radiante en el cielo azul y el aire fresco traía el aroma de las flores que brotaban en el parque. La familia de Fernando y Lorena estaba emocionada por su día de aventuras al aire libre. Luciana, la hija mayor, no podía dejar de brincar de la alegría mientras su hermano menor, Benjamín, corría detrás de ella.
"¡Mami, mami! ¿Podemos llevar la pelota?" - preguntó Luciana mientras agitaba la cabeza de un lado a otro.
"Claro, pero recuerden que debemos ayudar a recoger las cosas al final" - dijo Lorena, sonriendo.
Fernando, con una mochila al hombro, comentó: "Hoy vamos a aprender a jugar a la pelota juntos. También podemos hacer un picnic."
"¡Sí! ¡Picnic!" - exclamó Benjamín, saltando de felicidad.
Llegaron al parque y encontraron un lugar ideal bajo una gran sombra. Lorena extendió una manta sobre el césped, y comenzó a sacar los sandwiches, frutas y jugo.
"¿Qué hacemos primero?" - preguntó Luciana, mientras desempacaban.
"Primero, algo de comida. Después, jugamos a la pelota" - dijo Fernando, disfrutando de la mirada de sus hijos.
Mientras comían, escucharon risas y gritos de otros niños que jugaban.
"Mirá, allá hay un grupo jugando!" - apuntó Benjamín.
Después de comer, Fernando se levantó y dijo: "Vamos a jugar a la pelota, ¡hagan una fila!"
Los tres corrieron hacia él con la energía de un huracán. Fernando comenzó a enseñarles a patear la pelota, pero enseguida se dio cuenta de que no era tan fácil. Luciana se concentraba mientras corría, pero Benjamín, un poco más distraído, terminó corriendo en círculos.
"¡Mira!" - grita Luciana mientras le pega a la pelota, que vuela alto y se pierde entre los árboles. "Uh, no puede ser, me imaginé que era más fácil."
Fernando, al ver la dirección de la pelota, se dio cuenta de que había un pequeño río detrás de los árboles.
"No te preocupes, yo voy a buscarla" - dijo y se adentró en el bosque para encontrar la pelota.
De repente, escuchó un ruido extraño. Miró hacia arriba y vio un pequeño grupo de patitos nadar en el rio.
"¡Eh! ¡Miren esto!" - llamó a sus hijos. Luciana y Benjamín corrieron hacia él.
-Los patitos eran tan adorables que los niños se olvidaron de la pelota por un momento.
"¡Qué lindos!" - exclamó Benjamín, observando atento.
Pero, después de un rato, Luciana se dio cuenta de que debían rescatar la pelota.
"¡Papá, tenemos que ir a buscar la pelota! No quiero que se quede en el río" - dijo, mirando ansiosamente.
Fernando, luego de observar a los patitos un momento, asentió "Tenés razón, pero primero debemos esperar un poco y luego ver cómo cruzamos el río."
Así que decidieron construir un pequeño puente improvisado con unas maderas que encontraron. Trabajaron juntos queriendo ayudar, mientras Lorena cuidaba sus refrigerios. Al final, lograron cruzar y, por suerte, encontraron la pelota.
"¡Lo logramos!" - gritó Benjamín mientras corría hacia la pelota.
"Sí, ¡que buen equipo somos!" - añadió Luciana, sonriendo.
Cuando regresaron a la manta, Lorena había preparado un mini fin de fiesta con algunas galletitas y jugo.
"¡Gracias, mami! Somos campeones" - dijo Benjamín lleno de alegría.
"Claro, porque trabajaste como un gran equipo" - dijo Lorena.
Cuando la tarde se convirtió en noche, la familia regresó a casa con el corazón lleno de felicidad, habiendo aprendido no solo sobre el juego, sino sobre la importancia de la colaboración y la diversión en familia.
FIN.