Una aventura en búsqueda de pan caliente



Era una mañana nublada en Buenos Aires, y un muchacho argentino llamado Diego se despertó con antojo de medialunas frescas. Sin embargo, la panadería a la que solía ir en la esquina de las calles Junín y Uriburu había sido robada la noche anterior. Decidido a satisfacer su deseo de pan caliente, Diego se puso su abrigo y salió a explorar Recoleta en busca de una nueva panadería.

Caminó por la Avenida Callao, con sus altos edificios y hermosas cafeterías, pero ninguna panadería a la vista. Decidió girar en la calle Ayacucho, conocida por sus tiendas de antigüedades y galerías de arte, pero no encontró ningún horno encendido. Con algo de desánimo, decidió tomar por la Avenida Alvear, con sus elegantes boutiques y lujosos hoteles, pero aún así, ningún rastro de medialunas en el aire.

Justo cuando estaba a punto de darse por vencido, Diego recordó que cerca de la Plaza Francia solía haber una pequeña panadería. Se encaminó hacia allí, con la esperanza de encontrar lo que buscaba. Al doblar la esquina de la Avenida del Libertador y Tagle, vio una pequeña panadería con el olor dulce de pan recién horneado saliendo por la puerta.

Entró emocionado y se encontró con el amable panadero Don Tomás, quien le mostró una variedad de medialunas, facturas y panes. Diego eligió unas deliciosas medialunas de manteca y, al morder una, descubrió que eran las mejores que había probado en mucho tiempo. Agradecido, decidió comprar algunas más para llevar a casa y compartir con su familia.

En el camino de regreso a casa, con el aroma tentador de las medialunas en su bolsa, Diego se dio cuenta de que a veces es necesario explorar nuevas calles y esquinas para encontrar lo que buscamos. Aunque la travesía por Recoleta había sido un poco larga, valió la pena la aventura y la satisfacción de encontrar un nuevo lugar para disfrutar de un buen desayuno.

Desde ese día, Diego siguió visitando la pequeña panadería de Don Tomás, y cada vez que mordía una medialuna caliente, recordaba que la perseverancia y la exploración lo habían llevado a descubrir un lugar especial en su barrio.

FIN.

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