Una Aventura en el Liceo B-79



Era un día soleado en el Liceo Politécnico B-79 de Quinta Normal. En el aula de segundo medio, el profesor Sebastián Bustamante se preparaba para dar una clase especial sobre un tema que apasionaba a muchos: el derecho a la salud como un derecho humano.

"Buenos días, chicos! Hoy vamos a hablar sobre un tema muy importante: la salud y cómo es un derecho que todos debemos tener. ¿Alguien puede decirme qué piensa sobre esto?" - preguntó el profesor.

Julieta, con su característico fervor, levantó la mano. "¡Es esencial! Sin salud, no podemos hacer muchas cosas que nos gustan, como estudiar o jugar."

"Exacto, Julieta! La salud es la base de nuestra vida diaria. Pero, ¿qué creen que pasa cuando este derecho no se respeta?" - continuó Sebastián.

Manuel, que siempre había sido muy observador, dijo: "Creo que algunas personas podrían enfermarse y no recibir la ayuda que necesitan. Eso sería muy injusto."

Maritza, muy interesada, agregó: "Sí, además, creo que a veces no todos tienen acceso a los mismos servicios de salud, y eso no es justo."

"Así es, Maritza. Y ese es un problema que enfrentamos en muchas partes del mundo. Es por eso que todos debemos ser defensores del derecho a la salud. Ahora, los invito a dividirse en grupos y a investigar sobre casos en los que se haya vulnerado este derecho. Luego, podemos presentar nuestras ideas a la clase. ¿Qué les parece?" - sugirió el profesor.

Mía, con su curiosidad innata, propuso: "Podríamos hacer un mural con todos los datos que encontramos y así compartirlo con los demás en la escuela!". Todos se mostraron entusiasmados con la idea.

Pablo, un chico muy ingenioso, sonrió y dijo: "También podríamos organizar una charla para concientizar a otros estudiantes sobre la importancia de este derecho y cómo podemos apoyarnos entre todos para que nadie sea dejado de lado."

Los cinco amigos se agruparon y comenzaron a investigar. Pasaron horas en la biblioteca y en internet buscando información. Encontraron ejemplos de distintos lugares en el mundo donde el derecho a la salud había sido vulnerado, y también inspiradores relatos de personas que lucharon por recuperar ese derecho.

Finalmente, llegó el día de presentar sus trabajos. Julieta expuso con energía sobre el acceso a servicios de salud en comunidades rurales. Manuel habló sobre la importancia de la salud mental y cómo también es un derecho que muchas veces se ignora. Maritza compartió historias de personas que lucharon por sus derechos a la salud y lograron cambios importantes. Mía y Pablo combinaban su presentación con un mural lleno de colores y mensajes motivadores, resaltando la importancia de cuidarnos y ayudarnos entre todos.

El profesor Bustamante, visiblemente emocionado, los escuchaba con atención. "Estoy muy orgulloso de ustedes. Han hecho un trabajo increíble y han demostrado que el derecho a la salud no solo es un concepto, sino algo que todos debemos defender y promover. ¿Qué les gustaría hacer ahora con toda esta información?"

Los alumnos se miraron entre sí, y Julieta tomó la palabra: "Podríamos hacer una campaña en la escuela para informar a otros sobre sus derechos a la salud! Nos gustaría hablar con el director sobre cómo llevarlo a cabo."

El profesor les sonrió, "¡Esa es una gran idea! Así, no solo ustedes aprenderán, sino que ayudarán a muchos otros. Estoy aquí para apoyarlos. ¿Quieren que los acompañe a hablar con el director?"

Todos asintieron con entusiasmo.

Días después, organizados y decididos, los estudiantes se reunieron con el director, quien no solo apoyó su idea, sino que les preguntó si podían presentar su campaña en el próximo evento de la escuela.

Así, con mucha dedicación, comenzaron a planear su campaña, creando material informativo, preparando actividades interactivas y diseñando un hermoso mural que se exhibiría en la entrada del liceo.

El día del evento, Julieta, Manuel, Maritza, Mía y Pablo no solo presentaron su trabajo, sino que también inspiraron a muchos otros a involucrarse y a conocer sus derechos.

Al finalizar el evento, Sebastián Bustamante se acercó a ellos: "Chicos, lo que han hecho es admirable, han plantado una semilla en más corazones y mentes. Recuerden siempre que defender el derecho a la salud es un trabajo que nunca termina. ¡Sigan así!"

Contentos y satisfechos, los cinco amigos se dieron cuenta de que habían hecho más que aprender sobre un derecho; habían creado un movimiento en su liceo y eso, sin duda, era solo el comienzo de muchas más aventuras por venir.

FIN.

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