Una aventura en el planeta colorido
Había una vez un pequeño ovni llamado Pepito, que vivía en el lejano planeta Luminoso. A diferencia de los demás ovnis, a Pepito le encantaba explorar otros planetas y conocer nuevas amistades.
Tenía tres amigos muy especiales: Estrellita, Rayito y Centellita. Un día, mientras volaban por el espacio, Pepito se encontró con un nuevo planeta lleno de colores brillantes y formas interesantes. Sin pensarlo dos veces, decidió aterrizar para investigar más de cerca.
Al bajar del ovni, sus amigos lo siguieron emocionados. Al llegar al planeta, se dieron cuenta de que estaba habitado por criaturas muy diferentes a ellos.
Había animales extraños con patas largas y cuellos largos llamados jirafas, aves coloridas que cantaban melodías hermosas llamadas loros y enormes mamíferos animals llamados osos. Pepito se acercó a una jirafa amigable y le preguntó: "¿Cómo te llamas?". La jirafa respondió con voz suave: "Me llamo Gertrudis".
Los ojitos de Pepito se iluminaron y exclamó: "¡Qué nombre tan bonito!". Los días pasaron rápidamente mientras Pepito y sus amigos exploraban el nuevo planeta junto a sus nuevos amigos.
Descubrieron ríos cristalinos donde nadaron con los peces multicolores y montañas altas desde las cuales podían ver todo el paisaje maravilloso. Un día, mientras jugaban en la pradera verde con Gertrudis la jirafa, escucharon un ruido extraño proveniente del bosque.
Pepito y sus amigos se acercaron con cautela y encontraron a un pequeño conejito atrapado en una red. Rayito, el ovni más rápido de todos, voló rápidamente hacia el conejito y lo liberó de la red. El conejito estaba muy agradecido y les dijo: "¡Gracias por salvarme! Me llamo Conejito Saltarín".
Pepito sonrió y le dijo al conejito: "Nos alegra haberte ayudado, Conejito Saltarín". Desde ese día, Conejito Saltarín se convirtió en el amigo más juguetón de todos.
Un día, mientras recorrían el bosque juntos, Pepito notó que había muchos árboles enfermos. Centellita sugirió que podrían usar su luz brillante para sanar los árboles. Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a iluminar cada árbol enfermo con su energía luminosa.
Después de un tiempo, los árboles empezaron a recuperarse poco a poco gracias al amor y cuidado de Pepito y sus amigos. Los pájaros regresaron a cantar melodías felices entre las ramas verdes y las flores volvieron a florecer con colores vibrantes.
El planeta se llenó de vida nuevamente gracias al esfuerzo conjunto de Pepito, Estrellita, Rayito, Centellita y Conejito Saltarín. Con el tiempo, llegó el momento en que Pepito debía regresar a su hogar en Luminoso.
Aunque estaba triste por dejar atrás a sus amigos del nuevo planeta, sabía que siempre llevaría en su corazón los recuerdos de todas las aventuras que habían vivido juntos. Pepito se despidió de todos sus amigos y prometió volver algún día.
Mientras volaba por el espacio rumbo a Luminoso, Pepito sonrió al pensar en todas las lecciones que había aprendido y en la importancia de cuidar y amar a nuestro hogar, ya sea en la Tierra o en cualquier otro planeta.
Y así fue como Pepito, el pequeño ovni explorador, enseñó a todos que la amistad y el cuidado del medio ambiente son cosas muy valiosas. Desde aquel día, Pepito siguió explorando otros planetas pero siempre recordando a sus amigos del planeta con colores brillantes.
FIN.