Una Aventura en el Universo
En un pequeño pueblo llamado Villaluna, tres amigos inseparables, Sofía, Lucas y Tomás, soñaban con las estrellas. Una noche, mientras observaban el cielo estrellado, Sofía exclamó emocionada:
"¡Miren esas estrellas! ¡Me gustaría viajar hasta allí!"
"¡Sería increíble! Pero, ¿cómo llegaríamos?", preguntó Lucas.
"Podríamos construir una nave espacial con materiales reciclados!", sugirió Tomás.
Los tres amigos se miraron entusiasmados. Decidieron comenzar su proyecto al día siguiente. Con la ayuda de sus padres, recolectaron cajas de cartón, botellas plásticas y papel aluminio. Pasaron varios días diseñando su nave, que llamaron 'Estrella Brillante'.
Finalmente, una noche, cuando la nave estuvo lista, Sofía sugirió:
"¡Hagamos una ceremonia de lanzamiento!"
Con velas, globos y música, se sintieron como verdaderos astronautas.
"¡3, 2, 1... ¡Despegue!", gritó Lucas.
Sin querer, Sofía presionó un botón que habían hecho de papel y, sorprendentemente, la nave comenzó a brillar intensamente.
"¡¿Qué está pasando? !", gritó Tomás, asustado.
De pronto, un remolino de luces los envolvió y se sintieron volar.
Cuando abrieron los ojos, estaban en un planeta extraño, lleno de criaturas coloridas y árboles que hablaban.
"¡Bienvenidos a Planetaluz!", dijo un árbol con voz melodiosa.
"¡Hola! ¿Qué es este lugar?", preguntó Sofía, fascinada.
"Es un lugar donde la imaginación no tiene límites y todos pueden ser lo que sueñan!", respondió el árbol.
"¡Esto es increíble!", añadió Lucas.
Los amigos pasaron el día explorando Planetaluz. Conocieron a un pequeño alienígena llamado Luni, que les enseñó a bailar en el aire y a tocar instrumentos que nunca habían visto.
"¿Pueden ayudarnos a salvar nuestro planeta?", preguntó Luni.
"¿Salvarlo? ¿De qué?", inquirió Tomás, preocupado.
"De la Tristeza, un monstruo que roba la felicidad de las criaturas. Pero también hay algo que ustedes pueden hacer", explicó Luni.
Decididos a ayudar, los amigos también descubrieron que cada uno de ellos tenía un don especial. Sofía podía hacer que las flores crecieran simplemente tocándolas, Lucas podía volar como un pajarito, y Tomás podía contar historias que hacían reír a todos.
"¡Usaremos nuestros dones para combatir al monstruo!", exclamó Sofía.
"Sí! Pero, ¿cómo lo hacemos?", preguntó Tomás, nervioso.
Luni les explicó que necesitaban juntar las sonrisas y risas de todos los habitantes de Planetaluz para debilitar a la Tristeza.
Tomaron la iniciativa y organizaron un gran festival. Invitaron a todos los seres del planeta a unirse. Sofía plantó flores con su poder, Lucas voló y animó a todos a participar, mientras que Tomás contó historias divertidas que provocaron muchas risas.
A medida que la felicidad florecía, la Tristeza se iba debilitando.
"¡Estamos haciéndolo!", gritó Lucas.
"¡Seguí así!", alentó Luni.
Finalmente, la Tristeza, acorralada, se desvaneció en una nube de tristeza y se convirtió en una pequeña estrella brillante.
"¡Lo hicimos!", exclamaron todos mientras celebraban.
Con mucha alegría, Luni les agradeció y les regaló una estrella como recuerdo de su valentía.
"Siempre recuerden que la felicidad crece al compartir y ayudar a los demás", les dijo Luni, antes de llevarlos de vuelta a la nave.
Cuando regresaron a Villaluna, los amigos miraron el cielo.
"¡Allí está nuestra estrella!", apuntó Sofía.
"Sí, y siempre nos recordará nuestra aventura y la importancia de ayudar", agregó Lucas.
"Y que los sueños pueden hacerse realidad si creemos en nosotros mismos", finalizó Tomás.
Así, los tres amigos siguieron soñando y compartiendo sus historias, inspirando a todos en su pueblo a nunca dejar de mirar hacia las estrellas.
FIN.