Una aventura en el zoo


Luis, María y Pepe eran tres amigos muy curiosos a quienes les encantaba aprender sobre la naturaleza y los animales. Un día, decidieron ir al zoológico para conocer a todas las especies que habían estudiado en la escuela.

Al llegar, se sorprendieron al ver tantos animales diferentes: leones, jirafas, monos, cebras y muchos más. Emocionados, comenzaron a recorrer cada área del zoológico. "¡Miren, allá están los leones! Son impresionantes," exclamó Luis. "Sí, son majestuosos.

Ojalá pudiéramos alimentarlos," dijo María con entusiasmo. De repente, vieron un cartel que decía: '¡Aliméntanos!'. Sin dudarlo, los niños fueron a comprar comida para los animales. "¡Vamos a empezar por los elefantes!" sugirió Pepe.

Los niños se acercaron a la cerca de los elefantes y les dieron zanahorias. Los elefantes, con sus grandes trompas, tomaron las zanahorias con delicadeza. Luego fueron a la zona de los chimpancés y les dieron frutas. Los chimpancés, con agilidad, las atraparon al vuelo.

Finalmente, llegaron a la jaula de los tigres y decidieron darles carne. "Cuidado, no se acerquen tanto," advirtió un cuidador. Pero los niños, emocionados, lanzaron la carne hacia los tigres, quienes la atraparon al instante. De repente, un ruido estruendoso llamó su atención.

Los tigres estaban inquietos y agresivos. "¡Los asustamos! Debemos alejarnos," exclamó María. Los niños retrocedieron rápidamente y buscaron ayuda. Con la asistencia de los cuidadores, lograron calmar a los tigres. "Qué susto nos llevamos. Deberíamos haber seguido las indicaciones de los cuidadores," reconoció Pepe.

"Tienes razón. Aunque queríamos ayudar, debimos ser más cuidadosos," agregó Luis. Los niños aprendieron que, si bien querían hacer algo bueno, era importante seguir las reglas y escuchar las indicaciones de los expertos.

Al final del día, se despidieron del zoológico con la promesa de regresar, pero esta vez, respetando las normas y disfrutando de la experiencia de forma segura.

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